La invasión de roedores continúa preocupando en la Cordillera. Las autoridades del Parque Nacional Nahuel Huapi decidieron cerrar este viernes el paso a algunos de los principales lagos y balnearios ubicados al Suroeste de la provincia de Neuquén para prevenir el contacto entre los turistas del fin de semana largo con la plaga que comenzó entre mayo y junio pasado.
Una de las especies que forman parte de las ratadas es el colilargo transmisor del hantavirus. Entre diciembre de 2018 y marzo de 2019 se registraron 11 muertes y 34 contagios en el último brote que impactó en Epuyén, Chubut.
A principios de octubre aparecieron cientos de roedores ahogados en los lagos Espejo, Correntoso y Nahuel Huapi. Las razones de estas muertes masivas son materia discusión por parte de los especialistas aunque despertaron las alertas del municipio de Villa La Angostura y alrededores.
Debido al fenómeno “se deben incrementar las medidas de prevención para evitar el contagio de enfermedades zoonóticas como el hantavirus, que es endémica de toda la región, con especial atención en la zona de floración masiva de la caña colihue al noroeste del Parque Nacional”, indica un comunicado del parque.
Los sectores afectados por la restricción son: Lago Espejo, senderos Ultima Esperanza, Cascada Ñivinco, Correntoso Espejo, Totoral, Aguada del Burro, Rincón– Panguinal, Lagunas desde 7 lagos, Camino Viejo desde Correntoso a Cruce 7 Lagos. El texto recuerda a los visitantes, vecinos y pobladores “no consumir agua del lugar ni bañarse” en los lagos restringidos.
En el paso fronterizo Cardenal Samoré, a 42 kilómetros de La Angostura, se intensificaron las acciones para mantenerlos a raya. Los funcionarios del sector relataron que en las últimas semanas descubrieron que los roedores se habían comido los cables de una máquina de Vialidad Nacional ubicada en la montaña y de varios automóviles que permanecían secuestrados por Aduana. También se hallaron mordeduras en los neumáticos. Los coches fueron trasladados con el propósito de evitar más roturas.
De todos modos el número de roedores detectados en Paso Samoré es notoriamente menor al que se registró en el Paso Pajaritos del lado de Chile entre junio y agosto pasado, indican fuentes. En el pico de la plaga, julio y agosto, en el paso trasandino los funcionarios chilenos capturaban más de 1000 roedores diarios en trampas de agua provistas de una madera giratoria. En Cardenal Samoré la captura con un artilugio parecido no supera en estos días los 3 a 4 ejemplares diarios, cuentan.
Los chilenos también vienen fomentando el aumento de la población de búhos un depredador natural de los roedores. Cada nido de 30 pichones puede consumir más de 5000 colilargos por año.
Se estima que son 90 mil las hectáreas irradiadas y que el número de roedores supera en algunos casos el 1,5 millón por cada 1000 hectáreas.
Además ambos pasos acortaron el horario de atención en el invierno entre las 10 y las 17. De este modo se evitaron las movilizaciones nocturnas de los animales y que las ruedas de los camiones transporten sus restos a lo largo de kilómetros.
El aumento brutal de roedores se vincula con la floración de la caña colihue. Su abundancia incide sobre población. El fenómeno ocurre cada 40 años aproximadamente. En el periodo 2000-2001 hubo ratada en el Parque Nacional Lanín. En 2010-2011 otra en el sur del Parque Nacional Nahuel Huapi. La más reciente es de 2014 en el Parque Nacional Los Alerces. Los datos históricos mencionan invasiones en 1930 y 1940.
El próximo 3 de diciembre de cumplirá un año de la primera víctima fatal del hantavirus en Epuyen, una adolescente de 14 años. El contagio ocurrió en un cumpleaños el 3 de noviembre de 2018 al que asistió un peón que había estado limpiando un galón en el campo. En total 16 personas se contagiaron en este festejo.