El letrado se encuentra con prisión preventiva en una causa por tentativa de homicidio y actualmente está detenido en la Alcaidía Policial de Trelew, adonde lo trasladaron la semana pasada porque en su anterior alojamiento le habrían encontrado alcohol y drogas.
Él lo desmiente y desde su cercano entorno afirman que lo usaron para sacar al jefe del Centro de Detención en donde estaba alojado.
Romero está preso por la prisión preventiva que le dictaron hace casi seis meses, en la causa en la que le imputan haber intentado asesinar a balazos a un tapicero en un resonante caso que ocurrió a mediados de año al sur de la zona céntrica de Trelew.
El letrado en las últimas horas- según pública Radio 3- le escribió una carta al responsable de la Alcaidía Policial, el comisario Gabriel Araujo, en la que además de anunciar que comenzaría con la huelga de hambre el domingo a las doce, enumera las circunstancias por las que considera que “no es digna” la manera en que lo tiene ahí detenido.
En un primer punto el abogado indica: “Falta de lugar estable de alojamiento, deambulando entre la celda de visitas íntimas, la de visitas especiales y la celda para entrevistas con los abogados. Con el colchón asignado y mis enseres a cuestas en cada traslado de práctica cotidiana”.
Luego denuncia: “Martirio psicológico por la permanente inestabilidad de la situación habitacional con cambios repentinos que impiden la adaptación al entorno”. Agrega: “Falta de higiene generalizada en dichas celdas” y seguidamente asegura: “Constante dependencia de autorización policial para satisfacer necesidades fisiológicas básicas”.
También sostiene que hay “ausencia de condiciones mínimas de habitabilidad para actividades recreativas primarias como lectura, descanso, meditación, etc”. Y además: “Falta de espacio suficiente para actividades físicas necesarias, como caminar unos pocos pasos”.
Casi al final de la carta, Romero le observa el jefe de la Alcaidía: “Advertirá usted que los lugares en donde permanezco encerrado las 24 horas del día no han sido diseñados como sitios destinados al alojamiento de detenidos y ello atenta contra el trato digno que me merezco”.
Y al concluir dice: “En definitiva, manifiesto que no toleraré más manoseos de la dignidad que me corresponde como ser humano, por lo cual si su designio final o de los que lo mandan es exterminarme poco a poco estoy dispuesto a contribuir para que obtenga un pronto desenlace, pero eso sí, siempre con la frente en alto, y no besando el piso como seguro desearían verme”.