España ya tiene 39.673 personas infectadas de coronavirus, con 2.696 fallecidos, según confirmó este martes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón.
En las últimas 24 horas España sumó un 20 por ciento más de contagiados y tuvo la mayor cantidad de muertos en un día desde que se inició la pandemia del coronavirus.Asimismo, también se informó se recuperaron del coronavirus 3.794 pacientes, algo que marcaron como dato positivo.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ya había adelantado que esta sería la peor semana de la pandemia del coronavirus en ese país.
En tanto, el gobierno español anunció la creación de un grupo especial para monitorear la situación de los geriátricos españoles durante la pandemia, después de que el Ejercito encontrara varios ancianos muertos y abandonados en condiciones de inhumanas en estas instituciones.
Desde el principio de la pandemia, el Covid-19 se ensañó con los ancianos y los geriátricos fueron el principal focos de contagios, tanto en la Comunidad de Madrid, la zona más afectada, como en Cataluña y el País Vasco, en tercero y cuarto lugar respectivamente.
Debido a esta característica detectada en el inicio del brote, sobre todo en Madrid, las autoridades sanitarias adoptaron de inmediato protocolos para identificar y aislar a los ancianos enfermos -también prohibiendo visitas y controlando al personas que los atiende-, y enviaron al Ejercito a realizar tareas de desinfección.
Muchas residencias, sin embargo, se vieron superadas por la situación y gritaron pidiendo auxilio.Fue entonces que el Ministerio de Sanidad, por iniciativa del titular de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, emitió una instrucción para que el Ejército pudiera prestar ayuda a las residencias, ya sea «por desbordamiento o ausencia de personal».
En ese marco, «el Ejército, en algunas visitas, encontró a ancianos absolutamente abandonados, cuando no muertos en las camas» de algunas residencias de mayores, dijo esta semana la ministra de Defensa española, Margarita Robles, en un programa televisivo, donde garantizó que esto sería investigado por la Fiscalía.
Esto provocó alarma social y, por eso, el ministro de Sanidad español, Salvador Illia, sostuvo hoy que, pese a no tener datos sobre el estado general de las residencias de mayores, si dio «órdenes para que se cumplan las normas y se dé la máxima atención a estos centros».
No obstante, antes de que saltara la alerta por el hallazgo del Ejército, la semana pasada se tuvo conocimiento de la muerte de 30 adultos mayores en la residencias de la Comunidad de Madrid, y en los últimos días de 22 en Cataluña, donde la Fiscalía ya abrió una investigación al menos dos geriátricos.
Los geriátricos de España cuentan habitualmente con un habitáculo refrigerado para guardar los cadáveres de las personas fallecidas hasta que son recogidos por los servicios funerarios.
Sin embargo, ante la sospecha de que el fallecido esté infectado, el protocolo establece que el cadáver no puede ser manipulado hasta que llegue el personal habilitado con equipamiento necesario. Esto está provocando graves problemas en la gestión de los fallecidos por Covid-19.
El problema es aún peor porque a partir de hoy, la funeraria municipal de Madrid anunció que no recogería los restos de los fallecidos por coronavirus debido a que no cuenta con suficiente equipo de protección individual para sus trabajadores, algo que el alcalde José Luis Martínez Almeida reclamó al gobierno central de Pedro Sánchez.
Por otro lado, el gobierno regional de Madrid dictó una orden en la que establece que las funerarias retirarán los cadáveres de domicilios y geriátricos, mientras el Ejército lo hará en los hospitales.
Los cadáveres sospechosos de estar infectados con Covid-19 no pueden ser manipulados y deben ser llevados al depósito -actualmente el Palacio de Hielo-, tras ser introducidos en el féretro en el lugar en el que estén.
Asimismo, se prohíbe el velatorio de los fallecidos mientras estén en la morgue, por lo que la despedida deberá producirse en el cementerio o los crematorios «cuando proceda», es decir, que la angustia de los familiares que atraviesan este proceso probablemente se prolongará mientras dure la crisis sanitaria.