Debido a la cuarentena por la pandemia de COVID-19, un grupo de mujeres trans que ejercen la prostitución en un balneario cercano a Roma se presentó en una parroquia y pidió ayuda por su situación económica. Las mujeres mandaron cartas al Vaticano y “el Robin Hood del Papa”, el cardenal Konrad Krajewski, acudió rápidamente para socorrerlas, según comenta U24.
Debido a la pandemia de COVID-19, millones de personas en el mundo están sufriendo problemas económicos. Como siempre, los más damnificados son los de los estratos más bajos.
El párroco de la iglesia Beata Virgen Inmaculada de Torvaianica cercana a Roma, Andrea Connochia, recibió a un grupo de personas transexuales quienes “se armaron de valentía; una a una fueron llegando a la parroquia tocando la puerta para pedir comida, consolación y ser escuchadas“.
“Vinieron de una manera muy respetuosa, delicada, poco a poco comenzamos a comunicar, a escucharnos, a saber de sus historias de vida. Ellas pedían ayuda para cosas esenciales: para pagar el alquiler de la habitación, pagar el tanque de gas, la factura de la electricidad”, indicó Connochia a la agencia Aleteia.
“Eran personas de Perú, Colombia, Argentina…entonces, se me ocurrió de decirles: ‘Escribamos al Papa, él es de Latinoamérica’, nos escuchará, cuéntenles algo de ustedes, cómo viven, qué hacen, desde hace cuánto están aquí y así pueden pedir un auxilio”, contó Connochia.
En las cartas, reveló el párroco, las remitentes “lloraban por el dolor, por la vergüenza, por la marginación, la soledad y por las vidas que llevaban, una de ellas le cuenta al Papa su enfermedad (VIH)”.
Las misivas fueron entregadas al cardenal Konrad Krajewski. Este es conocido como “el Robin Hood del Papa”, y está a cargo de las caridades del Vaticano. Por eso, transfirió el dinero necesario a la parroquia para ayudarlas.
“No entiendo por qué esto está recibiendo tanta atención”, dijo Krajewski a Reuters por teléfono. “Este es trabajo común para la Iglesia, es normal. Así es como la Iglesia es un hospital de campaña”. Además, afirmó que las prostitutas transexuales posiblemente eran indocumentadas, lo que les hacía difícil buscar ayuda en las oficinas estatales en Italia.
“Todo está cerrado. Ellas no tienen ningún recurso. Ellas fueron a su pastor. Ellas no podrían haber acudido a un político o parlamentario. Y el pastor vino a nosotros. Ellas están realmente en problemas porque algunas veces sus pasaportes les fueron arrebatados por la mafia de proxenetas que las controlan. Nosotros seguimos el evangelio”, comentó.
“En Pascua le hemos llevado miles de paquetes a presos, entre los cuales había transexuales y prostitutas. Mi tarea es ayudar a quien lo necesita y vaciar la cuenta para la caridad del Papa. Si está vacía, está bien y cuando se vacía, por suerte siempre hay benefactores que siguen donando”, le dijo el cardenal al Corriere della Sera.