Los teatros La Juntadera y El Jardín son espacios independientes y autogestivos que tienen como fin promover la formación, creación y profesionalización del arte. Hicieron una fuerte apuesta a la ciudad pero hoy les cuesta mantenerse en pie tras llevar cerrados más de 80 días por la cuarentena. El momento expone la histórica precarización del sector cultural. Piden ser reconocidos como una actividad laboral y que se les permita comenzar a trabajar con un protocolo de bioseguridad como lo hicieron otros rubros.
La realidad y la incertidumbre son duras especialmente para una enorme cantidad de artistas independientes que quedaron desprotegidos. La maquinaria se detuvo y dejó sin trabajo e ingresos a un significativo número de trabajadores de las artes escénicas en todo el país. Las clases virtuales no resuelven el problema y las salas están al borde del abismo. La crisis, sin duda alguna, expone una precarización histórica.
Darío Castro, director del Teatro Laboratorio El Jardín, junto a Sebastián Pellegrini, de La Juntadera, comentaron la incertidumbre que atraviesa el sector cultural tras dos meses sin poder trabajar, la crisis en que se encuentra sumergido el teatro independiente y su pedido de flexibilización de la actividad que aún no ha tenido respuestas.
“Estamos viviendo una situación muy compleja porque somos un sector pequeño, con un circuito pequeño y con una economía que se sostiene en el día a día entonces dos meses y medio sin trabajo nos pone en jaque y pone en peligro el sostenimiento de los espacios culturales que tanto tiempo costó tenerlos y después mantenerlos”, aseguró Darío.
Por su parte Sebastián confió que se encuentran viviendo momentos de mucha incertidumbre por no saber cuándo podrán volver a trabajar de nuevo y cuándo comenzarán a planificar. “Es angustiante”, reconoció y admitió que espera con muchas ansias el volver a tener espectáculos en el teatro. “La Juntadera tiene un espacio amplio y nosotros por lo general trabajamos con grupos reducidos de por sí, así que sería simple mantener el protocolo y además es una actividad de menos contacto que otras”, planteó.
Darío contó que le pidieron al secretario de Cultura de la ciudad que los ayudara a visibilizarlos como un sector laboral. “Se piensa que todos hacemos teatro por amor al arte o ad honorem y no como una actividad laboral”, expresó. De hecho le costó mucho conseguir el permiso de circulación para movilizarse desde su casa en Trevelin hasta la sala que se encuentra en Esquel.
“Necesitamos avanzar, entendiendo que es una comunidad donde no hubo casos, somos una provincia con pocas situaciones y ya hay antecedentes de otras provincias como Jujuy y Salta, en que hay espacios que se fueron habilitando y actividades que no tienen una lógica muy diferente a lo que puede ser un taller de teatro o música”, manifestó Darío.
A su vez Sebastián remarcó que “estaría buenísimo que nos reconozcan como actividad laboral porque en La Juntadera somos varios artistas los que dependemos de los talleres y de dar clases”.
La actual situación no hizo más que poner en evidencia la histórica precarización del sector. “Nosotros estamos generando deuda y estamos conversando con la Cooperativa 16 de Octubre para ver si podemos hacer un plan de pago. Nos recomendaron que saquemos el medidor pero eso no nos permitiría ni siquiera hacer el laburo interno”, lamentó.
Darío contó que en el caso de El Jardín, además de los gastos fijos, pagan un alquiler y que el sector ha recibido una ayuda del Instituto Nacional del Teatro a través del Plan Podestá, para cubrir los gastos básicos y después salió todo de sus bolsillos.
Hoy se encuentran a la espera de que el gobierno provincial apruebe el protocolo de bioseguridad para el sector cultural que se presentó el 4 de mayo. Reconocieron que en estos últimos días hubo un retroceso con la aparición de casos positivos de COVID-19 en Trelew, pero manifestaron que a nivel local se encuentran insistiendo en la habilitación de la actividad.
“No tenemos un organismo que nos nuclee, como por ejemplo la Cámara de Comercio, entonces también estamos precarizados y somos nosotros mismos quienes mantenemos los espacios. Todos estamos en una situación bastante precaria que siempre ha sido así por no haber políticas culturales que nos permitan salir de esa precariedad”, enfatizó Sebastián.
Aseguró, también, que “uno se acostumbra con el esfuerzo de uno a pelear por el derecho a la cultura a ocupar otros espacios que se van perdiendo en políticas culturales a nivel municipal, provincial y nacional”.
Darío planteó que “la cultura no es compartir contenidos, obras de teatro y charlas por las redes. Lo estamos haciendo y seguimos generando contenidos pero eso no es cultura. La cultura se sostiene por los hacedores culturales y necesita políticas de apoyo”. Mientras que subrayó que “la cultura es un trabajo, una profesión, se estudia, se trabaja y nosotros le dedicamos muchísimas horas”.
Sebastián destacó que con la cultura “se genera todo un movimiento en la ciudad que es interesante que no se pierda y siempre estamos dentro de la agenda que le da color a la ciudad”.
Por último Darío aseguró que “necesitamos volver a trabajar, nosotros seguimos creando pero necesitamos volver a abrir las puertas a la comunidad. Hay una jerarquización de las actividades, algunas se pueden y otras no, entonces es trabajo de quienes hacemos la cultura y de quienes la gestionan de posicionar nuestro espacio”.
Fuente: Diario La Portada