El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó este lunes a negociar con el Congreso un nuevo paquete de alivio para suavizar el impacto de la pandemia en la economía, mientras los casos del nuevo coronavirus siguieron en ascenso y aun en estados donde la situación mejoró se teme un rebrote.
Los diálogos para poner en marcha la ayuda económica, que se prevé ronde el billón de dólares, llegaron en momentos en que la Covid-19 no remite en Estados Unidos y mantiene un promedio de 71.000 nuevos casos diarios, con los estados sureños y Nueva York entre los más afectados.
Trump sigue las negociaciones para definir el paquete de estímulo del Senado se retomaron luego de que la Cámara de Representantes, dominada por la oposición demócrata, aprobara el 15 de mayo pasado una iniciativa por tres billones de dólares, a la que se oponen la Casa Blanca y los republicanos, que anunciaron un eventual bloqueo en el Senado, donde son mayoría.
En ese contexto, esta mañana, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConell, y el de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, se reunieron con Trump; el vicepresidente, Mike Pence, y el secretario de Tesoro, Steven Mnuchin.
Además Trump tocó los puntos del encuentro donde McConnell anticipó que se estaba discutiendo la inclusión de una «protección de responsabilidad» para escuelas, empresas y otras instituciones en la propuesta del Senado, y que mañana comenzarán el proceso de divulgación de su propuesta.
Por su parte, McCarthy manifestó sobre el debate de la no extensión del beneficio de desempleo: «No creemos que se deba gastar ningún dinero federal que desincentive a trabajar», tras defender que buscan promover un regreso seguro de niños, maestros y pequeñas empresas, según la agencia de noticias EFE.
El paquete económico, entonces, avalado por la Cámara de Representantes incluye un billón de dólares para rescatar a los estados y gobiernos locales, así como otra ronda de pagos directos de 1.200 dólares a los contribuyentes con ingresos por debajo de los 75.000 dólares anuales, incluidos esta vez los inmigrantes sin papeles, a los que se oponen la Casa Blanca y los republicanos.
Del mismo modo, también objetan rescatar a los estados, porque advierten que en algunos casos sus problemas financieros son previos a la pandemia.
Estados Unidos, el país más afectado en todo el mundo por la pandemia del nuevo coronavirus, contabilizaba poco más de 3,8 millones de contagios y 140.787 muertes por la enfermedad, según la Universidad Johns Hopkins.
Florida, uno de los estados más golpeados por la pandemia, completó siete días consecutivos con más de 10.000 casos nuevos (10.347 hoy y 360.394 en total) y alcanzó las 5.181 muertes (90 en las últimas 24 horas), informó el Departamento estatal de Salud.
Los hospitales de dicho estado sureño estaban al 76,06% de su capacidad, unas cifras que el gobernador, Ron DeSantis, dijo en varias ocasiones que «por el momento no resultan preocupantes».
El gobernador fue criticado por organizaciones como la Asociación de Educación de Florida (FEA), que pidió al estado que no obligue a los distritos a reabrir las escuelas de forma presencial a partir de agosto ya que «antes se debe frenar el contagio comunitario».
Por su parte, las autoridades de Nueva York, estado que parecía mantener el contagio bajo control y que se encuentra en pleno proceso de reapertura, amenazaron este lunes con cerrar bares tras registrar eventos masivos que incumplían las recomendaciones, el fin de semana en calles de la Gran Manzana, e instaron a las autoridades locales y a los hosteleros a respetar las directrices.
«No podemos permitir que estas congregaciones continúen. Si lo hacen les diré lo que va a ocurrir: vamos a tener que dar marcha atrás en el plan de reapertura y vamos a tener que cerrar bares y restaurantes», avisó el gobernador, Andrew Cuomo, en una conferencia de prensa.