Desde hace un par de semanas el controvertido ministro de Seguridad de la provincia ha cambiado sus obsesivas “visitas” al barrio INTA de Trelew por los allanamientos que se hacen en la ciudad por casos de violencia de género. Ahora se hace fotografiar y filmar acompañando a las fuerzas especiales, cuando irrumpen violentamente en los domicilios de aquellos acusados de maltratar mujeres. ¿Qué se trae entre manos?
¿Es acaso una nueva estrategia de marketing para mejorar su alicaída imagen?
Massoni capitaliza hechos dramáticos o miserables y los utiliza para promocionarse: esto un dato de la realidad, no un invento. Es algo que vino haciendo intensamente durante los últimos meses pero no le salió bien.
Quiso hacerlo en el barrio INTA de Trelew pero fracasó. Luego probó con polémicas definiciones en la prensa sobre “narcomenudeo” y generó tal revuelo que tuvo que salir a dar explicaciones por todos lados.
Y, perdió más consenso popular al salir públicamente a anticipar que crearía una DEA chubutense, encima, dirigida por un jefe policial como Néstor “El Tero” Gómez Ocampo, que es amigo de un narcotraficante condenado a 9 años de prisión, hace poco, por un cargamento de cien kilos de cocaína.
También le restó credibilidad en la comunidad trelewense, haberse hecho el distraído cuando encontraron el “bosque de marihuana” en la casa de los hijos y la exmujer del millonario sindicalista Héctor Rubén González.
Al barrio INTA de Trelew, Massoni lo usó para hacerle creer a la ciudadanía que era un implacable luchador contra el delito; un justiciero. Pero en vez de ir a atacar a la delincuencia, se las agarró con la gente trabajadora que vive en ese sector.
Poniendo a prueba el cinismo de los hermanos Gómez, hoy los dueños de la Policía del Chubut; utilizó a miembros de la fuerza para hacer “operativos truchos”, originados en motivos inexistentes, con la única finalidad de reprimir indiscriminadamente a los vecinos.
Después, a los pocos días, increíblemente, utilizó ese mismo ámbito para producir una especie de corto publicitario de su figura como funcionario ejemplar, en el que se hacía filmar por un policía cuando un muchacho del barrio –previamente adoctrinado—le pedía sacarse una foto con él, por ejemplo.
O cuando tres o cuatro supuestas vecinas del sector lo exaltaban en un informe periodístico trucho, elaborado por unos comunicadores amigos suyos. Más tarde, llegaría el Massoni amigo de los chicos que también fue contraproducente.
Ahora con una imagen pública por el piso, con causas penales por graves denuncias que en cualquier momento lo obligarán a ir a dar explicaciones a la Justicia, con uno o dos pedidos de juicio político y con una gestión en la que poco, muy poco, ha hecho por la seguridad de los chubutenses; Massoni ha encontrado un escenario nuevo para intentar levantar su autoestima, el de los casos de violencia de genero. Ojala que su objetivo no sea meramente publicitarse.
Hoy en Chubut se está trabajando muy mal para evitar que las mujeres sigan siendo víctimas de estos hechos. En Trelew, por ejemplo, con tres casos que se difundieron hace unos días se demostró que la Comisaría de la Mujer no sirve para nada y que la Justicia es muy lenta, hasta se podría decir desidiosa, para poner presos a los violentos que no cumplen con la prohibición de acercamiento a sus víctimas o que siguen atormentándolas con amenazas u hostigamiento.
Ahí Massoni tendría un buen desafío. El tiempo dirá y desde aquí lo denunciaremos.