Estados Unidos, EEUU, país que con 17 millones de casos confirmados y 309 mil muertos encabeza las listas de naciones con más contagiados y fallecidos por el nuevo coronavirus, acaba de dar un paso más para tener la aprobación de emergencia de su segunda vacuna contra el COVID-19.
Se trata de la candidata de la compañía farmacéutica Moderna, que logró hoy el dictamen favorable de un panel de expertos sanitarios para su uso de emergencia, quienes le recomendaron a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que publique el documento final. La aprobación de Moderna por parte del organismo allana el camino para que seis millones de dosis comiencen a ser distribuidas este fin de semana.
La tecnología del ARN mensajero de las vacunas desarrolladas contra el nuevo coronavirus por Pfizer/BioNTech y Moderna, cuyos ensayos clínicos mostraron su gran eficacia, es reciente y nunca antes había sido probada. La pandemia se convirtió en una oportunidad para probar una nueva tecnología que se viene desarrollando desde hace 30 años.
La vacuna contra el COVID-19 de Moderna, que recientemente demostró tener una eficacia del 94%, hace que el sistema inmunológico humano produzca anticuerpos potentes que perduran durante al menos tres meses, mostró un estudio publicado este mes.
Investigadores del estadounidense Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), que co-desarrolló el fármaco, estudiaron la respuesta inmunitaria de 34 participantes adultos, jóvenes y mayores, desde la primera etapa del ensayo clínico.
En un artículo publicado en el New England Journal of Medicine, los científicos explicaron que los anticuerpos, que son los que impiden que el virus SARS-CoV-2 invada las células humanas, “disminuyeron ligeramente con el tiempo, como se esperaba, pero permanecieron elevados en todos los participantes 3 meses después de la dosis de refuerzo”. La vacuna, llamada mRNA-1273, se administra en dos inyecciones con 28 días de diferencia cada dosis. Aunque la cantidad de anticuerpos cae con el tiempo, eso no es necesariamente un motivo de preocupación.
El líquido que muchos esperan podría ayudar a poner fin a la pandemia de COVID-19 se almacena en un tanque de metal en un complejo de fabricación propiedad de Pfizer, una de las compañías farmacéuticas más grandes del mundo. No hay nada extraordinario en el contenedor excepto que su contenido podría terminar en la primera vacuna COVID-19 autorizada del mundo.
Pfizer, una potencia de 171 años, ha hecho una apuesta de mil millones de dólares en ese sueño. También lo ha hecho un rival joven e impetuoso a solo 37 kilómetros de distancia en Cambridge, Massachusetts. Moderna, una empresa de biotecnología de 10 años con miles de millones en valoración de mercado pero sin productos aprobados, está avanzando con una vacuna propia. Su nueva y extensa instalación de fabricación de drogas está contratando trabajadores a un ritmo rápido con la esperanza de hacer historia, y mucho dinero.
Fuente: Infobae