En un comienzo de año terrible, en el que Reino Unido ha batido su récord de contagios desde el comienzo de la pandemia, el ministro de Sanidad, Matt Hancock, ha vuelto a alarmar sobre la dispersión de las nuevas variantes de coronavirus. Si el 14 de diciembre llamó la atención sobre una variante «británica», de nombre VOC 202012/01, potencialmente más contagiosa, el 23 de ese mes calificó la presencia en suelo británico de una variante detectada en Sudáfrica, de nombre 501Y.V2, como «altamente preocupante».
Este lunes, en una entrevista concedida al programa Radio 4, de la BBC, Hancock ha dicho que está «increíblemente preocupado» por la variante 501Y.V2 y que considera que «es incluso más problemática que la variante británica».
Esta misma noche, el Primer Ministro, Boris Johnson, ha anunciado el confinamiento total del país ante el repunte de casos y de muertes.
También hoy, Simon Clarke, profesor asociado de microbiología celular en la Universidad de Reading, ha dicho que, aunque tanto la variante británica como la sudafricana presentan cambios o mutaciones en la proteína S, la diana de las vacunas y el «gancho» que le permite al SARS-CoV-2 atacar a las células humanas, los cambios de la africana son más preocupantes.
«Mientras que los cambios en la variante británica probablemente no afectarán a la eficacia de las vacunas actuales, la acumulación de más mutaciones en la variante de Sudáfrica es más preocupante y podría llevar a algún escape de la respuesta inmunitaria», en palabras de Clarke.
¿Perderán eficacia las vacunas?
¿Quiere decir esto que la variante sudafricana puede poner en riesgo la eficacia de las vacunas que ya se están inyectando? Según Francois Balloux, Catedrático de Biología Computacional de Sistemas y director del Instituto de Genética del University College de Londres, es pronto para afirmar que sea así.
«La «variante sudafricana» lleva una mutación en la proteína de la espícula, llamada E484K, que no está presente en la «variante de Reino Unido —ha comentado el científico—. La mutación E484K ha mostrado reducir la respuesta a anticuerpos. Eso ayuda al virus a esquivar la respuesta inmunitaria proporcionada por una infección anterior o por una vacuna», ha comenzado.
No obstante, según ha matizado, «no se espera que esta mutación sea suficiente para que la «variante sudafricana» evite la protección conferida por las vacunas actuales». Sin embargo, sí que ha reconocido que es posible que los cambios genéticos de las nuevas variantes afecten a la eficacia de las vacunas, «aunque no debemos sacar esa conclusión todavía con la variante sudafricana».
Además, hace unos días, Alfredo Corell, Catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, comentaba en un artículo que las variantes británica o sudafricana no presentan suficientes mutaciones como para afectar seriamente a las vacunas que se están inyectando ahora.
«Por lo que sabemos, no parece que haya que modificar nada de la estrategia de vacunación. Solo si hubiera más mutaciones y aparecieran nuevas cepas (variantes con un comportamiento distinto), en las que cambiara lo suficiente la estructura de la proteína S, habría que ir a un modelo de mezclar vacunas para distintas cepas, al igual que se hace con el virus de la gripe o con el neumococo».
Un nuevo estudio sobre la variante
Recientemente, investigadores sudafricanos han publicado un estudio, todavía no revisado por pares, en el que han descrito la naturaleza de la variante 501Y.V2: «Estamos preocupados por sus mutaciones en la proteína S y su alta tasa de transmisibilidad», ha dicho en Twitter Tulio Oliveria, líder de la investigación y director de la «Research Innovation & Sequencing Platform» (KRISP) de Sudáfrica.
Según el artículo, este virus se caracteriza por ocho mutaciones o cambios genéticos en la secuencia que codifica para la proteína S. Aunque todavía no se han llevado a cabo los estudios de laboratorio que permitan demostrar que este virus es más contagioso, o más escurridizo frente a las vacunas, la información epidemiológica sugiere que esta variante se ha extendido rápidamente y que se ha hecho dominante en las provincias de El Cabo Oriental y El Cabo Occidental, en Sudáfrica, en cuestión de semanas.
«Aunque la importancia de las mutaciones todavía no se ha determinado, los datos genómicos, que muestran el rápido desplazamiento de otras variantes, sugieren que ésta podría estar asociada a una mayor transmisibilidad», escriben los autores del trabajo.
Entre las ocho mutaciones de la variante sudafricana, Simon Clarke ha destacado «tres mutaciones en lugares clave del dominio de unión a receptor (la zona de la proteína S que se une al receptor humano ACE2». Se trata de K417N, E484K y N501Y, la última de las cuales también está presente en la variante VOC 202012/01, hallada en Reino Unido.
Mascarilla, manos y distancia
Clarke ha destacado que «las medidas normales para evitar la transmisión (como lavarse las manos, usar mascarilla y guardar la distancia social) evitarán la infección con esta variante». Esto, junto a una vigilancia más estrecha con tests, seguimiento de contactos y aislamiento de los casos, «evitará la transmisión de esta variante y de cualquiera otra que pudiera surgir».
Por último, ha defendido la necesidad de aplicar medidas más duras en Reino Unido y de evitar la dispersión de la variante sudafricana por el país: «Es esencial que hagamos todo lo posible para evitar que la variante sudafricana se extienda por la población de Reino Unido. Las medidas de cuarentena y las restricciones de viaje desde este país son imperativas».
En estos momentos, la variante 501Y.V2 se ha detectado en un total de ocho países: Sudáfrica, Reino Unido, Suiza, Finlandia, Francia, Zambia, Japón, Australia y Suecia. Se considera que hay tranmisión comunitaria, es decir, dispersión en la población, no relacionada con viajeros, en Zambia, Reino Unido y Sudáfrica. Por otro lado, la variante VOC 202012/01, hallada en Reino Unido, ya se ha detectado en 39 países, incluyendo España.
Fuente: ABC