El Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, aseguró estar listo para «usar la fuerza para defender las Malvinas de la agresión argentina».
Y el primer ministro demostrará un compromiso similar con Gibraltar después de los recientes ruidos de sables del partido Vox de extrema derecha de España. Johnson describirá sus prioridades de defensa y seguridad en una declaración de Commons hoy para revelar la revisión integrada del gobierno en defensa y política exterior, parte de un compromiso para aumentar el gasto en defensa en más de £ 16 mil millones en el transcurso de los próximos cuatro años.
La estrategia de 100 páginas, Gran Bretaña global en una era competitiva, ofrece información sobre las diversas formas en que el Reino Unido protegerá sus 14 territorios de ultramar «disuadiendo y defendiéndose de las amenazas estatales y no estatales».
En concreto, compromete a las Fuerzas Armadas a «mantener una presencia permanente en las Islas Malvinas, la Isla Ascensión y el Territorio Británico del Océano Índico».
Una fuente del gobierno agregó: «El Reino Unido está lejos de abandonar sus compromisos transatlánticos».
Los planes de Johnson con respecto a las Malvinas llegan en un momento en que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, busca volver a poner la cuestión de la soberanía en la agenda.
El año pasado, el Congreso del país aprobó la creación de un Consejo Nacional para Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Sandwich del Sur.
Daniel Filmus, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, calificó posteriormente la medida como un paso más para «avanzar en la defensa del patrimonio que pertenece a 45 millones de argentinos».
El propio Fernández utilizó su discurso en la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas para protestar contra lo que llamó la “ocupación ilegal del Reino Unido”, mientras que Argentina también ha presionado al Alto Representante de la UE, Josep Borrell, sobre el tema.
Las Malvinas están ocupadas por más de 3.000 personas que se han comprometido abrumadoramente a mantener sus vínculos británicos.
Sin embargo, Argentina nunca ha renunciado a su reclamo sobre el remoto archipiélago en el Atlántico Sur, que invadió en 1982, promoviendo una guerra de 10 semanas que lo vio liberado por un grupo de trabajo enviado por la entonces PM Margaret Thatcher.