La denuncia por la matanza furtiva de tiburones la hizo pública el investigador de CONICET, Alejo Irigoyen, respecto a una situación que se advirtió en las últimas semanas en la zona de Caleta Valdés, un área clave especialmente del tiburón gatopardo.
La zona es una de las preferidas por los cazadores furtivos, quienes producen grandes matanzas de estas especies dentro de propiedades privadas, en campos que dan a la costa, o bien de noche en zonas cercanas a los caminos públicos.
Es importante señalar que no existe otro sitio de la costa de la Argentina que posea tanta importancia para la especie. A Caleta llegan las hembras de gatopardo adultas a aparearse y alimentarse. Éstas, de décadas de edad, son las que sustentan la población de la especie en el mar.
El investigador en diálogo con Radio 3 Cadena Patagonia remarcó que “en ese momento de vulnerabilidad, en áreas cerca de la costa y cuando están agregadas, es que se producen matanzas. Como si fuera poco, el gatopardo es clave en nuestros ecosistemas marinos. Junto con las orcas, son los únicos predadores de lobos y elefantes marinos, con lo cual no tienen reemplazo en su rol de mantener el equilibrio”.
En su denuncia, Irigoyen subrayó que “no es un ataque a los pescadores. Ellos son los primeros que reclaman reglas claras de juego y la gran mayoría tiene buenas prácticas deportivas. Matar tiburones, hoy es otra cosa, no es pesca deportiva. No es ser pescador”.
Esto si bien es algo de “toda la vida”, desde antes que el lugar sea una reserva, “hoy en día ya no es viable, ya no hay tiempo para seguir con esas prácticas”.
Por último, solicitó que tome intervención el Ministerio de Turismo, junto a Organismos del Estado, para generar un control sobre la situación que atenta sobre el equilibrio ecológico en la biogeografía de la Península Valdés.
Fuente: Radio 3 Cadena Patagonia