Jamás este distrito de tan bajo caudal electoral había generado tanto interés como ocurre en estos días. La elección de senadores ubicó a esta provincia como árbitro de la agenda legislativa para los próximos dos años. El resultado será el punto de partida para el armado provincial en 2023.
El 37 pasó a ser el número mágico del que habla todo el ambiente político: dentro de la Cámara de Senadores, que está integrada por 72 miembros, esa cifra es la que permite el quórum propio, lo que implica tener mayoría automática para aprobar una ley, imponer cuándo hay sesión y cuándo no, así como la agenda de temas a tratar.
Ese número de 37 senadores es el que la vicepresidenta Cristina Fernández -como líder de un espacio que hoy cuenta con 41 bancas sumando a los aliados-, teme perder. La ex presidenta sabe del enorme riesgo que significa no ganar el próximo domingo. Si se mantienen los resultados de las PASO en 8 provincias, especialmente en Chubut, esto obligará al oficialismo a tener que buscar acuerdos con la oposición, algo que hasta hoy no necesita.
Por eso no es casualidad que en esta última semana de campaña se vea por estas tierras a figuras como Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Martín Guzmán y Wado De Pedro, y que haya venido hace 20 días el Presidente Alberto Fernández. El resultado en esta provincia, que hoy tiene tres senadores que pertenecen al bloque oficialista, pone en juego la hegemonía legislativa que hasta aquí tiene el gobierno.
De contar con tres senadores chubutenses propios, el bloque del Frente de Todos corre el riesgo de quedar con sólo uno, a juzgar por los números en las urnas del último 12 de septiembre. Si se mantuviera el triunfo de Juntos por el Cambio en Chubut, el principal espacio opositor ganaría dos bancas –hoy no tiene ninguna- y el gobierno cedería dos de tres: sería la mayor pérdida del proyecto nacional a nivel país.