“Dios es grande”, afirmó el Cuervo Larroque, en la movilización más grande de los últimos años. Peronismo y fe, el día que llamó el Papa.
El peronismo se volvió a aferrar a la fe para darle una explicación a cómo Cristina Kirchner se salvó de la muerte en la puerta de su casa luego de que un hombre le gatillara en el rostro con un arma cargada, publicó La Política Online.
“Dios es grande”, dijo Andrés “Cuervo” Larroque, ministro bonaerense y dirigente de La Cámpora. Emuló a José Mayans, jefe de bloque de senadores, que antes de la medianoche del jueves explicó que “no la mataron a Cristina porque Dios es grande”. “La cuidó Dios y no la policía”, dijo Juan Grabois, que marchó junto a Ofelia Fernández.
“Dios la protegió, tiene su ángel”, dijo Estela de Carlotto, que estuvo en Casa Rosada con Alberto para respaldar a la vice. “Dios estuvo cuando gatilló dos veces y no salió”, dijo el intendente de La Matanza, Fernando Espinioza, que aportó una de las columnas más numerosas por Diagonal Sur.
“No fueron los cañones, no fueron las armas, fue nuestra señora del Rosario que nos salvó”, decía una de las pancartas de un manifestante en la Plaza. “Es nuestro milagro”, decía una pintada sobre la ex jefatura de gobierno.
El Papa Francisco llamó por teléfono a la vicepresidenta para expresarle su solidaridad, un acceso instantáneo con el máximo exponente de la Iglesia Católica que no tiene ninguna autoridad del planeta.
La relación del peronismo con lo místico, que tuvo su punto cúlmine con la santificación callejera de Evita, es parte de su construcción política.
En la Plaza no sólo hablaban de milagro sino que coreaban “Cristina presidenta” cuando Alejandra Darín leyó el comunicado en un escenario sin la presencia de la vicepresidenta.