Las estadísticas sólo recogen los filicidios cometidos por hombres. El resto ha sido silenciado para no perjudicar al feminismo, como en España.
Lucio Dupuy fue asesinado por su madre y la novia de ésta el 26 de noviembre de 2021 en La Pampa. Un filicidio que ha supuesto un antes y un después para la sociedad argentina. El pequeño —de 5 años— fue maltratado y abusado durante meses por las dos mujeres, sin que nadie hiciera nada para evitarlo. Ni los médicos que lo atendieron por politraumatismos en multitud de ocasiones, ni la juez que dio la custodia a su progenitora sin comprobar su idoneidad, y tampoco los responsables del jardín de infancia que —a todas luces— tuvieron que ver las evidencias de los golpes.
No obstante, parece que su caso ha marcado un punto de inflexión. Las denuncias por maltrato infantil han aumentado un 5% en 2022, según datos oficiales. Desgraciadamente son muchos los menores que sufren situaciones como la anteriormente descrita en Argentina. Y cabe destacar que un pequeño porcentaje de esos casos acaban con el mismo —fatal— desenlace. Eso sí, en las estadísticas (tal y como ocurre en España) sólo encontramos los filicidios cometidos por hombres, en el marco de lo que el Gobierno considera violencia vicaria.
Hay una realidad que ha sido silenciada para favorecer al feminismo: las mujeres también matan a sus vástagos, en muchas ocasiones con el objetivo de infligir dolor a sus exparejas (y padres de los niños). Uno de los ejemplos más claros y estremecedores de la historia reciente de Argentina es el crimen de Marcelino y Pía —de 4 y 2 años, respectivamente—, en octubre de 2017. Los hermanos fueron degollados por su madre con un bisturí mientras dormían, en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Marcelino y Pía (4 y 2 años)
Un familiar fue quien encontró la macabra escena. Era la persona que llevaba a los niños al jardín de infancia cada día. Al llegar a la vivienda vio que la mujer (la madre de los menores) tenía unos cortes en las muñecas, lo que podría indicar que había intentado quitarse la vida. No obstante, estaba consciente y deambulaba por la casa.
Ella misma la invitó a ir en busca de los pequeños. Cuando entró en la habitación, sus cuerpos ensangrentados yacían sobre la cama. Fue una «venganza transversal». Así calificó el doble filicidio el vocal de la Corte Suprema de Justicia Daniel Posse.
Nadia Fucilieri —enfermera, de 29 años— fue condenada a cadena perpetua, pero no hay nada que pueda compensar la pérdida al padre de los niños. El hombre, que había pasado un auténtico calvario, no los veía desde enero. Ella no se lo permitía, era su forma de hacerle daño.
Y eso ha querido hacer hasta el final. Esta madre monstruo dejó una nota para su expareja en la escena del crimen, para indicarle que pagaría «por cada gota de sangre» de sus hijos, como si él fuese el responsable de la atrocidad que la mujer había cometido.
Milo Derto (2 años)
Llegados a este punto tenemos que recordar el caso -más reciente- de Milo Alexander Derto Guerrero, un bebé de 2 años al que su madre presuntamente le quitó la vida el 15 de enero de 2022 asfixiándole mientras dormía. Lo hizo por «venganza», según consideró la juez que determinó su prisión provisional. Paula Yamila Guerrero está acusada de «homicidio doblemente agravado», por el vínculo y la alevosía.
Se da la circunstancia de que el padre había denunciado a la mujer ante la Oficina de Violencia Doméstica. Él tenía «temor por la integridad de su hijo», que —estaba previsto— le iba a ser entregado unos días más tarde «para su guarda». Según declaró, todo comenzó en el momento en el que decidió separarse.
Ella no lo aceptaba. De hecho, el varón lo había intentado muchas veces. Pero la mujer siempre lo terminaba convenciendo de que volviese, con alguna excusa. Dos semanas antes del asesinato del pequeño, él se marchó definitivamente. Su expareja lo amenazaba con hacerse daño a sí misma o al bebé. Y así procedió cuando supo que le iban a quitar al niño para entregárselo a él. Le envió un mensaje de texto que decía: «Olvídate de Milo para siempre». Dicho y hecho.
Renzo Godoy (4 años)
El 22 de diciembre de 2022, Renzo Godoy -de 4 años- llegaba moribundo en brazos su madre a un hospital de Berazategui. Ella contó que se había caído en la bañera en un descuido, mientras ella atendía a su hijo más pequeño. Pero la autopsia desmontó su versión. Presentaba hematomas en el cuello, fracturas en las costillas, contusiones múltiples en un pulmón, una lesión en la aorta abdominal, hemorragias en sus riñones… El niño fue fuertemente golpeado, el día en que murió y antes también.
Su cuerpo tenía lesiones anteriores a la fecha de la muerte. La mujer y su pareja fueron detenidos como presuntos autores del homicidio del pequeño, con los agravantes de: vínculo, ensañamiento y alevosía. En estos momentos, Victoria Godoy y Luis Gallo se encuentran en prisión preventiva. La familia paterna del menor ha denunciado en redes que el varón no les dejaba ver a Renzo (ni a sus hermanos) desde que —hace algo más de un año— inició una relación sentimental con la madre de los niños.
Particularmente activa ha sido Daniela Wilhelm, tía de los pequeños, quien asegura que sus sobrinos le dieron cuenta de los duros castigos a los que les sometía. Además, afirma que los tenía esclavizados. Según su testimonio, les obligaba a encargarse de tareas doméstica impropias para su edad. Su hermano habría intentado que le otorgaran la custodia de sus hijos, sin éxito. La madre se aferraba a los niños —dice— porque recibía una subvención por cada uno de ellos.
Milena Sena (2 años)
El 2023 comenzó con el desgarrador caso de Milena Natasha Sena Torres. Una niña de 2 años que —el 17 de enero— llegó muerta al Hospital Zonal General de Agudos Héroes de Malvinas, en la localidad bonaerense de Merlo. Hasta allí la llevaron su madre y el novio de ésta, los principales sospechosos de su asesinato. Vivía con ellos desde hacía sólo 90 días. Le quitaron la custodia al padre para devolvérsela a la madre.
Milagros Esther Torres dijo que la pequeña se cayó accidentalmente de la cama la noche anterior, cuando ella se encontraba haciendo la cena. No creyó necesario que la viera un médico hasta que se despertó con vómitos y convulsiones. Sin embargo, la menor presentaba varios hematomas (uno en el rostro y otro en el abdomen) que despertaron las sospechas de los médicos.
Los facultativas solicitaron la intervención de la policía. Los forenses tuvieron claro que la bebé había sido víctima de maltrato infantil en cuanto examinaron el cuerpo. La autopsia reveló que tenía 15 lesiones «de vieja y reciente data». Entre ellas, una fisura en la tibia derecha que tendría un mes de antigüedad. Lo que le provocó la muerte fue una hemorragia interna (fruto de los golpes) que le habría hecho agonizar durante horas. Un tiempo en el que los responsables de su muerte no hicieron nada para socorrerla.