Mientras más valor pierde el peso frente al dólar, más se habla sobre si dolarizar es o no la salida al problema de la inflación. Y, en esto, el consenso en la mayoría de los economistas es que no necesariamente es la mejor solución. TN conversó con tres economistas para entender cuáles son los puntos débiles que ven en el esquema propuesto o, al menos, a qué puntos habría que prestar atención si se optara por ese camino en el futuro. Y alegan que tiene suficientes “talones de Aquiles” como para adoptar esta medida de manera sustentable.
El primer riesgo, coincidieron, reside en los pasos previos a encarar el proceso. “El primero, entonces, es el tipo de cambio al cual dolarizás, y eso depende de la escasa cantidad de reservas (activo) contra la enorme cantidad de pasivos que hay que cubrir”, dice Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria.
Tal como explicó TN, la opción que más se menciona en el círculo de Javier Milei es la del economista Emilio Ocampo, que diseñó una ingeniería financiera que implica un canje de algunos instrumentos por otros y el armado de un fidecomiso que emita papeles comerciales para intercambiar por las Leliq, la deuda del Banco Central con los bancos, que hoy constituyen gran parte del pasivo que habría que cubrir con dólares. El modelo requiere previas reformas y depende, en gran parte, de la credibilidad que un nuevo gobierno pueda generar, no solo en la Argentina, sino también en el exterior.
Según Paolicchi, además, la expectativa de que se dolarice a un tipo de cambio más alto del que esté en ese momento puede adelantar esa corrección en el tipo de cambio paralelo, y a su vez impulsar una aceleración fuerte en la inflación y los salarios.
Para evitar buena parte de los problemas que se pueden generar al dolarizar, suma María Castiglioni, socia de C&T Asesores Económicos, antes de encarar un esquema así habría que corregir precios relativos, algo que Ocampo considera en su modelo. Esto implicaría, por ejemplo, una suba fuerte en tarifas y la liberación de los precios que están bajo acuerdos del estilo de “Precios Justos”.
Cuanto antes se pueda resolver esto, dice Castiglioni, mejor, porque una vez que se fija el tipo de cambio de dolarización, el cambio en los precios relativos es más complicado. “Una inflación con un tipo de cambio que ya está fijo, a menos que al principio sea muy competitivo, te saca competitividad. Cuando vos ya estás fijo, la economía necesita ser mucho más flexible para corregir los cambios inflacionarios”, explica. Para eso, hace falta flexibilizar el mercado de trabajo, modificar lo impositivo y otras regulaciones, “que no es tan rápido de hacer”.
Cuál es la “rigidez” de la dolarización
“La pregunta es, si hacemos el ajuste fiscal, corrección de impuestos, corrección de precios relativos y estabilización, entonces, ¿para qué vamos a dolarizar? Si ya logramos funcionar, ¿nos vamos a quedar con la rigidez del tipo de lo que implica la dolarización?”, añade la economista.
En el mismo sentido, Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma, señala que para que un esquema tan restrictivo como la dolarización -que hace que la Argentina renuncie a su política monetaria y dependa de lo que decida la Reserva Federal, algo así como el banco central estadounidense- funcione, primero hay que encarar esas reformas, porque, caso contrario “la economía va a absorber todos los shocks con recesiones y saltos en la deuda que después te llevan a crisis de deuda”.