La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, rechazó esta mañana las amenazas mafiosas que aparecieron esta mañana escrita en una manta en la Avenida Circunvalación, en Rosario, con probable origen en bandas narcos. “Los vamos a meter presos a todos. Se les acabó la joda”, publicó en su cuenta de X.
Tras un mensaje al 911, la Policía de Santa Fe halló esta madrugada una tela en la que, escrito en aerosol rojo y negro, con varios errores de ortografía, apareció el siguiente mensaje: “Patricia Burlich (sic) pusiste a todos los presos en un mismo pabellón ahora vamos a dejar negra Rosario y Baires”. “Atte, los rosarinos”, finalizó.
La amenaza se conoció en un contexto especial. Es que la funcionaria, junto con el secretario de Seguridad, Vicente Ventura Barrerio, y el secretario de Lucha contra el Narcotráfico, Martín Verrier, tenían previsto brindar esta tarde detalles acerca de un operativo, al que calificaron como “uno de los más importantes hasta la fecha”, donde se detuvo al ex testaferro de Esteban Alvarado y actual Julio Andrés Granthon, peligroso narcotraficante detenido en el Penal de Ezeiza.
Además, se produjo luego de que el Servicio Penitenciario Federal, que ahora depende de Seguridad, habilitó dos de los cuatro pabellones remodelados, destinados al Sistema Integral de Gestión para Personas de Alto Riesgo Privadas de la Libertad en la Unidad Residencial VI del Complejo Penitenciario I de Ezeiza. Se trata de nuevos sectores cuentan con capacidad para 26 internos, divididos en dos espacios de 15 y 11 celdas individuales, que, junto con los pabellones existentes, contarán con 116 plazas dotadas con altos estándares de seguridad, con el fin de restringir la actividad narcocriminal.
Allí se instalaron cámaras de última generación para monitorear a los internos en las zonas de alojamiento común, patios, pasillos y sala de visitas. Son medidas que el Gobierno aplicó para neutralizar las mafias intra carcelarias, como un objetivo complementario a las tareas que se realizan contra la actividad delictiva extramuros.
Bullrich, desde el inicio de la gestión, puso en marcha el denominado Operativo Bandera en Rosario, con el objetivo de reforzar con personal de Gendarmería, Prefectura y Policía Federal las tareas de prevención y represión del delito organizado en esa ciudad de Santa Fe. El mes pasado, y ante la ola de crímenes mafiosos -con asesinatos indiscriminados a colectiveros, taxistas y un empleado de una estación de servicio- se aumentó aún más la cantidad de personal, al mismo tiempo que se endurecieron las condiciones de detención de los narcos con condena que están en los penales de esa provincia y los que dependen del sistema nacional.
Con todos estos antecedentes es que se dio la aparición de la sábana escrita con aerosoles de color rojo y negro. Es una modalidad importada de México, donde los clanes y carteles hicieron tristemente célebres las “narcomantas” con amenazas de crímenes brutales que después eran llevados a la realidad. “Hoy apareció un nuevo cartel intimidatorio contra mi persona en un puente en Rosario. Los vamos a meter presos a todos. Se les acabó la joda”, fue la reacción de la ministra.
También fue blanco de ese tipo de amenazas el propio gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. A él le colgaron una amenaza en un puente por el que sabían los narcos que iban a pasar. El mandatario, que vive en Rosario, estableció un régimen de confinamiento y rígidas condiciones para los detenidos en los penales de la provincia, con el objetivo de acorralar a las bandas narcocriminales que vienen castigando a la provincia hace más de una década. “Hay que controlar las cárceles para controlar la calle”, dijo semanas atrás el gobernador en una entrevista con Infobae.