El creciente abandono de estancias en toda la Patagonia ya está llegando también a la llamado Línea Sur de Río Negro. Esa es una de las razones principales por las que Pablo Lucchetti, un productor de ovejas y cabras que heredó la pasión por el campo de su abuelo y está empeñado en seguir sus pazos, cree que ha crecido exponencialmente la población de pumas y zorros colorados en toda la región. Sin humanos habitando las estepas, la población de depredadores sencillamente crece.
Ahora el problema lo tienen ellos, cotidianamente, en la zona productiva de Cerro Policía, donde esta semana se realizó una reunión de productores con las autoridades locales y provinciales en busca de ayuda para dar una batalla cara a cara, el hombre contra el puma.
“El día a día está bravísimo, se pone cada vez peor. Es peor porque nos están dejando sin ovejas. Prácticamente están avanzando contra nosotros. En otros casos desde hace 15 años, pero a mí particularmente desde el 2018, con todo. Antes pasaba un puma de vez en cuando y ahora andan de dos o tres constantemente. Y si se matan esos dos o tres, aparecen dos o tres más, y nos están matando. Ahora con la parición de los corderos, nos están dejando sin nada”, describe el productor de 33 años, sin pelos en la lengua y sin maquillar para nada la situación.
¿Están entrando por estos días los pumas?
-Hay pumas todo el año, todo el año. Pero en este tiempo es donde más ataca, cuando está la parición de las ovejas. Estos tres meses son los peores hasta noviembre. Ahí más o menos se aplacan un poco cuando hace calor, pero andan todo el año. No se van ya. Antes se iban, ahora no.
-¿Y no hay una explicación certera de por qué entró tanto estos años?
-Mirá, el puma viene avanzando. Nosotros decimos que viene de abajo, del lado de allá de Curacó, donde ya los dejaron sin animales chicos y ahora hay vacas. Ellos vienen buscando lanares y animales chicos, las chivas. Vienen avanzando, avanzando y ya están acá. Si va acá a 10 kilómetros para abajo ya no quedan animales, y entonces están viniendo cada vez más. Y somos muy pocos los que quedamos. Y nos están ganando porque lamentablemente es una lucha muy desigual con esta plaga.
-¿Cómo es el tema de ir a cazarlo? ¿Vos sos uno de los que hoy se organizan y salen?
-Sí, nosotros tenemos un grupo acá con los muchachos que salimos, que somos todos vecinos, parientes, y nos estamos ayudando. El puma no es llegar un día y decir bueno, voy a salir mañana… Porque capaz ese día no anda. La mayoría de las veces se los sigue cuando mata un animal y va lleno. Pero eso te implica un día, todo el día, y a veces se nos van, la mayoría de las veces. Y bueno, es una lucha porque tenés que andar todo el día arriba del caballo y con los perros. Sabemos hacer noche en los campos, sin comer, sin tomar agua, nada. Todo para seguir a estos bicharracos y nos ganan.
-¿No hay otra forma?
-Otra forma de pararlo al puma, y que se habló en la reunión, es que no van a conseguir trampas. Esa es una ayuda muy grande que nos han dado. Estas trampas son una garantía. Si el puma se trampea más de 500 o 1.000 metros no se va con la trampa leonera. Es una garantía y es la mejor ayuda que nos han dado a nosotros.
-No debe ser para cualquiera cazar un puma.
-No, para nada. El puma es muy difícil. Es un animal muy astuto. Cuando vos lo vas siguiendo, se vuelve sobre el rastro y vos ni cuenta te diste. Te va buscando los peores rincones de la quebrada, el precipicio. El puma es un animal muy astuto para disparar. No se cansa así nomás. Es muy disparador. Aparte es difícil de verlo, vos podes pasar por el lado y está escondido en un sitio donde no lo vas a ver porque se camufla muy bien. Por eso que hay tanto. No es fácil matarlo. Se han matado muchísimos, porque hemos matado cualquier cantidad, pero nos ganan. Vos mata uno, aparecen tres, no sabemos de dónde. Por eso estamos desconcertados.
-Recién una señora decía “a nosotros nos matan diez ovejas y nos quedamos en silencio. Tenemos vergüenza de hablar porque si seguimos hablando en contra del puma, los ambientalistas nos pueden cuestionar”. Hay como una vergüenza, se siente una presión.
¿Ustedes la sienten?
-Nos sentimos completamente derrotados en ese sentido, con esa gente que tiene mucho más poder y habla sin ningún tipo de conocimiento. Pero por el poder que tienen de llegar a otros lugares, se manifiestan, hacen marchas. Y nosotros los camperos tenemos que escondernos para matarlos, tenemos que andar como escondiendo los cueros para poder venir a venderlos, porque si nos agarran nos denuncian o nos tienen amenazados. Nosotros damos la lucha todos los días, no dormimos. Y por eso nos molesta y nos duele que la gente del pueblo, como le decimos nosotros, nos mire tan mal y nos maltrate tanto.
-¿Los maltratan?
-Eso sentimos con el tema de los pumas. Pero nosotros no los matamos porque queramos, sino porque si me matan la oveja no tengo para darle de comer a mi familia. Y así todos, y cada vez estamos quedando menos y nos están ganando estos bichos. Es una lucha muy desigual. Porque un día que te descuidaste, por más que uno ande dentro, te mata tres cuatro ovejas. Y mata por matar. Eso que le quede bien claro a la gente, que por ahí ignora. Juegan con eso. No es que lo van a comer, a lo sumo comen un poco. Con el resto juegan. Es un animal muy dañino. Mata por matar.
-¿Y el zorro también es preocupante?
-El zorro también, pero el zorro colorado más que nada. El zorro gris te puede agarrar un cordero, pero no es tanta el daño que hace. Siempre se comió y es controlable igual. El zorro colorado sí, es parecido al puma. La forma de matar es muy de andariego. El zorro colorado es casi del tamaño del puma, quizás no tan grande pero es un animal grande, como un perro galgo, y es un animal también muy difícil, muy astuto para caer en las trampas.