El empresario farmacéutico Ariel García Furfaro quedó en el centro de la polémica y sin respaldo político tras el escándalo por el lote contaminado de fentanilo que provocó la muerte de casi un centenar de pacientes en distintas terapias intensivas.
Su historia combina vínculos con figuras del poder, negocios millonarios con los Estados provinciales y acusaciones cruzadas que lo dejaron en una posición de aislamiento, según información extraída de Infobae.
Negocios millonarios y vínculos políticos
Durante años, García Furfaro construyó una red de contratos estatales a través de sus laboratorios HLB Pharma Group SA y Ramallo SA, y droguerías como Alfarma SRL, con los que abasteció de medicamentos a distintas provincias argentinas. Entre ellas mencionó a Catamarca, Entre Ríos, Buenos Aires, Formosa, Río Negro, Neuquén, Misiones, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Chaco.
Sin embargo, nunca logró ingresar con sus productos a jurisdicciones como Santiago del Estero, Salta o Tierra del Fuego. Según Infobae, parte de sus negocios incluyó la venta del lote 31202 de fentanilo contaminado, vinculado a la muerte de 96 pacientes.
“Con varios gobernadores hice acuerdos comerciales, no eran amigos. Muchos todavía me deben cientos de millones de pesos”, reconoció el propio empresario.
De aliado del kirchnerismo a señalado por Milei
García Furfaro participó en la comitiva oficial kirchnerista que viajó a Moscú durante la pandemia para negociar la distribución de la vacuna Sputnik V. Allí compartió viaje con la actual ministra de Salud, Carla Vizzotti, y la asesora presidencial, Cecilia Nicolini. Sin embargo, el acuerdo con el Fondo de Inversión Directa de Rusia nunca se concretó.
El laboratorio denunció haber sido “desplazado” por el gobierno de Alberto Fernández tras aportar información clave en las negociaciones. Incluso, el propio empresario acusó al ex ministro Ginés González García por delitos como “cohecho y propagación de la epidemia”, aunque la causa no prosperó.
Hoy asegura tener más conocidos en La Libertad Avanza que en el peronismo, pero el presidente Javier Milei lo cuestionó con dureza:
“El encubrimiento atroz de Ariel Furfaro, un eterno socio kirchnerista, por la causa del fentanilo, muestra cómo pueden salirse con la suya sin importar la gravedad”.
Desde la Vocería de Presidencia también lo señalaron como “empresario vinculado a Lázaro Báez, que pasó de verdulero a multimillonario en pocos años gracias al kirchnerismo”.
Cristina Fernández y los vínculos personales
El empresario visitó en varias ocasiones a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Instituto Patria. “A Cristina la admiro, es como Da Vinci”, llegó a declarar. Según su versión, esos encuentros fueron organizados por Andrés Quinteros, un ex empleado y apoderado de HLB Pharma con quien hoy mantiene un enfrentamiento y que incluso lo denunció por amenazas.
Furfaro sostiene que Quinteros “es un servicio de inteligencia” y lo acusa de haber saboteado la producción de fentanilo.
Denuncias, amenazas y la sombra del caso Nisman
El empresario afirma que lo amenazaron para que no declare ante el Congreso en caso de formarse la Comisión del Fentanilo, propuesta por la diputada Silvana Giudici. “Me quieren silenciar porque sé demasiado sobre los negocios sucios entre política y laboratorios”, advirtió, comparando su situación con la del fiscal Alberto Nisman.
García Furfaro insiste en que no es parte del kirchnerismo y que sus lazos políticos se dieron solo por cuestiones comerciales. Sin embargo, los registros de su participación en viajes oficiales, contratos millonarios y vínculos con dirigentes de distintos partidos lo mantienen en el ojo de la tormenta.