La hiperconectividad diaria trae consigo riesgos invisibles para los usuarios de celulares.
Expertos en ciberseguridad recomiendan una acción simple pero esencial: apagar el WiFi al salir de casa para evitar robos de datos y posibles estafas.
Tener activado el WiFi fuera del hogar puede parecer inofensivo, pero expone al celular a conexiones automáticas con redes abiertas. Esto convierte al dispositivo en un blanco perfecto para ataques silenciosos que operan sin que el usuario lo advierta.
Cafeterías, aeropuertos o shoppings ofrecen internet gratuito, pero detrás de nombres atractivos como “WiFi Gratis” pueden esconderse puntos de acceso falsos. Conectarse a ellos permite a ciberdelincuentes acceder a correos, contraseñas, datos bancarios e incluso controlar cámaras y micrófonos.
Los riesgos de los ataques invisibles
Dejar el WiFi encendido también implica que el dispositivo emita señales en busca de redes disponibles. Esto abre la puerta a ataques de tipo “man-in-the-middle”, donde el hacker intercepta la comunicación entre el celular y una red simulada.
Además, expertos advierten que este tipo de accesos no solo roba información personal, sino que puede instalar software malicioso como spyware o ransomware, que permanecen ocultos hasta provocar daños irreversibles.
Cómo protegerse sin complicaciones
La solución más efectiva es desactivar manualmente el WiFi cada vez que se sale de casa. Sin embargo, para quienes buscan mayor comodidad, existen herramientas de automatización:
- En Android: aplicaciones como IFTTT permiten programar rutinas según la ubicación.
- En iPhone: la app Atajos ofrece funciones similares en la sección de Automatización.
De esta forma, la seguridad se refuerza sin tener que realizar ajustes constantes.
Según C5N, instituciones de ciberseguridad como el BSI de Alemania ya alertaron sobre la importancia de aplicar esta práctica sencilla, que puede evitar ser víctima de fraudes digitales.
Un hábito que puede marcar la diferencia
La vida moderna exige estar conectados, pero hacerlo de manera consciente es clave. Desactivar el WiFi fuera del hogar es una medida simple que protege contraseñas, datos personales y la privacidad frente a amenazas invisibles.