Francos se convierte en la figura central para la nueva gobernabilidad libertaria.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, da un giro en su rol dentro del Gobierno de Javier Milei, pasando de mantener un perfil bajo a ejercer autoridad plena y reconfigurar la gestión política y provincial.
Francos deja de contener críticas y exige orden
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, decidió dejar de masticar bronca. Cansado de las idas y vueltas que, según él, dominan la administración de Javier Milei, entró en fase “sin filtros”: dirá lo que piensa aunque eso abra frentes internos, como ya ocurrió con Santiago Caputo. Para la nueva etapa exige orden, coherencia y los fierros para ejercer la gobernabilidad.
Lo que comenzó como fastidio silencioso se transformó en un diagnóstico estructural: el Gobierno carece de conducción política estable. Durante meses contuvo críticas y eligió mantener el perfil bajo, pero el desgaste fue evidente. A los suyos les repite una frase: “Esto no se ordena solo”.
Conflicto con Caputo y necesidad de autoridad real
El episodio que encendió la mecha fue la pelea con Santiago Caputo. Tras la victoria en Diputados por la reforma de los DNU, Francos sintió que el festejo se desbordó: “Algunos toman decisiones sin firmar nada”, dijo públicamente, apuntando al asesor más influyente del Presidente. En la Casa Rosada nadie lo desmintió.
La tensión entre ambos se volvió insostenible; Caputo maneja la estrategia y la narrativa, Francos, la gestión con responsabilidad legal. Ahora, Francos reclama más que protagonismo: pide autoridad real.
Hoja de ruta para la segunda mitad del mandato
La secuencia de los últimos meses confirmó su diagnóstico. En cada victoria (DNU, impuesto a combustibles, negociaciones con gobernadores) apareció la sombra de los asesores y el ruido de armados paralelos. En cada derrota, el silencio.
Francos habla de “doble comando” y de un Gobierno que pierde energía en sus propias internas. Su prioridad ahora es reconstruir la relación con gobernadores dialoguistas, buscando compromisos firmes y previsibilidad.
Colaboración con Lisandro Catalán y orden provincial
Francos encontró sintonía con el ministro del Interior, Lisandro Catalán, y juntos buscan profesionalizar los vínculos con las provincias: “Menos épica, más acuerdos”.
Además, apunta a ordenar los armados provinciales y reducir los canales de decisión desordenados por movimientos del entorno presidencial, incluyendo la Secretaría General.
Pleno control político y ejecución
Francos no quiere ser un fusible entre Milei y la política, sino el engranaje que funcione. Reclama “los fierros”: presupuesto, equipos, capacidad de ejecución y voz propia. Según un funcionario cercano: “Francos está en modo ministro político pleno; no va a esperar instrucciones”.
Mientras Caputo maneja la narrativa, Francos encarna la parte institucional, buscando equilibrio entre marketing político y gobernabilidad.
Hacia una nueva etapa en la Casa Rosada
La apuesta de Francos es clara: asumir control pleno, fortalecer la gestión y redefinir la gobernabilidad libertaria. Su liderazgo promete marcar la segunda mitad del mandato de Milei con orden y eficacia frente a las tensiones internas, según El Observador.