La Casa Blanca confirmó que Estados Unidos está dispuesto a intensificar su ofensiva contra el narcotráfico en Venezuela, tras el despliegue de tres destructores y más de 4.000 soldados cerca de las costas caribeñas.
Según C5N, la portavoz Karoline Leavitt reiteró que el gobierno de Joe Biden considera al régimen de Nicolás Maduro como “un cartel del narcotráfico” y lo acusó de encabezar el tráfico de drogas hacia territorio estadounidense.
Destructores de EE.UU. ya se dirigen hacia Venezuela
Los buques USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson fueron enviados por el Pentágono hacia la región. Su presencia está planificada para varios meses y forma parte de la estrategia de Washington para golpear a los carteles de la droga en América Latina.
Un alto funcionario de Defensa, que habló bajo anonimato, confirmó que la medida busca reforzar la presión sobre Caracas y asegurar el control de las rutas marítimas usadas para el tráfico ilícito.
La Casa Blanca endurece el discurso contra Maduro
Karoline Leavitt, vocera presidencial, fue contundente:
“El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Es un cartel del narcotráfico. Maduro es un líder fugitivo de este cartel, acusado en Estados Unidos de traficar drogas hacia nuestro país”.
El endurecimiento del discurso marca un nuevo capítulo en la relación entre ambos países, en un contexto de creciente tensión militar y diplomática.
Cuba rechaza el despliegue militar en el Caribe
Tras conocerse el movimiento naval, el gobierno de Cuba denunció que la presencia militar estadounidense forma parte de una “agenda corrupta” impulsada por el secretario de Estado, Marco Rubio. Además, exigió que se respete a América Latina como una “zona de paz” y cuestionó las intenciones reales de Washington en la región.
Un conflicto que escala en la región
El despliegue militar y la acusación directa a Maduro por narcotráfico elevan las tensiones en el Caribe. Mientras Washington asegura que se trata de una operación contra el crimen organizado, Caracas y La Habana lo interpretan como una maniobra de presión política que amenaza la estabilidad regional.
El despliegue de tropas y destructores estadounidenses refleja la decisión de Washington de enfrentar con mayor dureza el narcotráfico en Venezuela, lo que podría derivar en una escalada diplomática y militar sin precedentes en la región.