Comienzo de temporada en el lago Cholila, más una flotada por el río Carrileufu. Truchas que conservan su estado silvestre. Técnicas y moscas más rendidoras.
Se trata de un espejo de origen glaciar, alimentado por el río Tigre como principal tributario y aguas extremadamente limpias. Alberga unas cuantas especies dignas de ser enfrentadas con un equipo de pesca: truchas arco iris, de arroyo o fontinalis, percas y la más relevante del ámbito que es el salmón del Atlántico (salmo salar).
Tal vez el último rincón del planeta donde se encuentra la especie en estado puro y salvaje. Adaptada al ambiente y con una genética silvestre desde su introducción hace más de cien años, sin repoblamiento ni piscicultura, mantuvo inalterado su carácter indómito.
Se trata de una boca cómoda para actuar, con un extenso banco y un canal que se recuesta sobre la margen opuesta y que permite castear perpendicular a la corriente y a favor del viento predominante.
Admitiendo a un puñado de pescadores que sin molestarse pueden desenvolverse en simultáneo con buenas chances. Muchos peces circulan e incluso se estacionan en los pozones, canales y bajos de esta boca, lo que no implica que pescarlos sea sencillo.
La transparencia del ámbito, lo esquivo de los peces y su natural recelo y extrema sensibilidad, hacen que se potencie el desafío.
En esta ocasión no fue la primerísima hora lo más rendidor sino entrada la mañana.
Revista Weekend.