Luego de varias semanas de fuego noticiasdelbolson volvió al Cañadón del Turco en la zona de Cholila, allí donde hace un par de meses había frondosos árboles ahora solo hay cenizas y desolación, allí en medio de este paramo muerto nos encontramos con Alejandro Leal, hermano de Eloísa, y con Oscar Manrique, ambos transitaban a caballo desde un puesto donde trabajan.
Los jinetes aparecieron desde el bosque quemado, ambos de acaballo con un paso cansino y la cincha un pilchero (otro caballo que llevan a tiro para cargar todos los elementos que utilizan en los 5 días que viven en el monte), el primero en llegar es Alejo, quien mira con precaución, más atrás como desconfiando y pensando quizá en que somos otros periodistas buscando la noticia trágica del incendio, estaba Oscar Manrique, sin embargo al presentarnos con gran sorpresa para todos resultamos ser conocidos por la radio que en tantas ocasiones es la única compañía en el medio del monte.
Alejo detiene la marcha de su caballo el mismo que monta por mas de5 horas para transitar desde el camping de Torres donde viven y trabajan hasta la otra parte del campo, allí hacen tareas de llevar al ganado, claro el poco que le quedo después del fuego, “venimos de dejar la vacas de nuestro empleador en la invernada que también quedo poco en la zona del rio Tigre, algo aprovechable quedo pero no sabemos hasta cuando”, grafico el hombre con la mirada cansada detrás del sombrero marcado por la lenguas de tizne que le dibujaron sin dudas las ramas quemadas del tras el incendio.
Pocas vacas, y algunos rastros de un Pudu Pudu.
Mientras avanza la charla y nos cuenta que antes había muchos animales y hasta a veces se podía cazar algún jabalí, “hace un rato cruzamos uno pero nos escucho y se escapo”, nos conto resignado ya que es una buena caza de cara al invierno, para eso anda con unos 5 perros que los acompañan y parecen estar mimetizados con la esencia de su amo. “Lo bueno es que de a poco la vida va volviendo al bosque hemos visto una marcas de un pequeño Pudu Pudu”, nos cuenta con el único rasgo de alegría que le ilumino el rostro, “las vacas…….. si las pude juntar, pero para que contarlo que se quemo si con solo ver lo que salve, unas 20 vacas me quedaron”, confió Alejo.
Después de charlar un rato mas los vaqueros y sus pilcheros retornaron al camino, siempre con su paso cansino, la cabeza gacha como no queriendo ver el bosque quemado que dejo el paso del fuego o quizá buscando entre las piedras y la ceniza el rebrote del campo que devuelve la vida tras la muerte que provocó el fuego y así tan de repente como llegaron se fueron, aun le restañaban unas 2 horas para llegar al camping, descargar el pilchero, quitarle el recado a los caballos, alimentarlos y recién después si hay tiempo prender la concina a leña y tomar unos mates mirando el lago Cholila que sin dudas cambio su vista luego de varias semanas de incendios.
Fuente Noticias de El Bolsón