Dos reconocidos peritos forenses analizaron en diálogo con BigBang el fenómeno de las víctimas que se transforman en victimarios. En las últimas tres semanas hubo tres casos de personas que fueron asaltadas y mataron a los delincuentes.
Hubo al menos tres casos en el último mes que volvieron a encender la alarma. Primero fue el del médico Lino Villar Cataldo, que mató al ladrón que intentó robarle el auto en Loma Hermosa. Y en las últimas horas, otros dos episodios, uno en Zárate y otro en San Martín, de hombres que fueron asaltados y respondiendo del mismo modo: matando al delincuente. Dos peritos psiquiátricos analizaron en diálogo con BigBang cómo es el funcionamiento de las “mentes justicieras”.
La tendencia oscura no es nueva. Tras el episodio del médico Villar Cataldo, en las últimas horas se conocieron otros dos hechos similares. Uno ocurrió en el partido bonaerense de San Martín, donde un remisero mató de dos balazos al ladrón que intentaba robarle. Ocurrió el martes por la noche. El hombre le quitó el revólver y disparó en dos ocasiones. Por ahora, permanece detenido.
Villar Cataldo asesinó a Ricardo Krabler, el joven que intentó robarle el auto en Loma Hermosa.
Villar Cataldo asesinó a Ricardo Krabler, el joven que intentó robarle el auto en Loma Hermosa.
El otro de los casos ocurrió en la localidad de Zárate. Allí, el carnicero Daniel Oyarzún persiguió a un delincuente y lo aplastó con el auto. El episodio ocurrió luego de que dos hombres intentaran robar su local. Ante la resistencia, los ladrones huyeron, pero el carnicero los persiguió en su auto. Uno de ellos murió aplastado contra un semáforo, el otro se encuentra prófugo y el carnicero se encuentra detenido e imputado por el delito de homicidio simple.
En Zárate, un carnicero mató a un delincuente. Lo persiguió con el auto y lo aplastó.
Se trata de “mentes justicieras”. Ante un episodio violento o un intento de robo, responden con venganza. El límite de la legítima defensa ya fue cruzado, porque ya no corre un riesgo concreto la vida y la situación de peligrosidad ya es inexistente. Pero actúan con más violencia de la que, en un principio, fueron víctimas. Para el perito forense y psiquiatra Mariano Castex, este tipo de episodios son producto de una sociedad que “cultiva venganza”.
“Hay exasperación de gente que se siente insegura, amenazada. Las víctimas quieren venganza, se sienten héroes”, relata el reconocido perito ante la consulta de BigBang. En este sentido, Castex asegura que este tipo de casos podría seguir creciendo, producto de la misma inseguridad. “Es un fenómeno que escapa a todo tipo de controles, y que no se arregla tan fácil”, señala.
Mariano Castex analizó que este tipo de casos pueden ser cada vez más frecuentes
Mariano Castex analizó que este tipo de casos pueden ser cada vez más frecuentes.
Por su parte, el psiquiatra Enrique Fernández de Rosa Alabaster opina que este tipo de episodios no pueden analizarse sin tener en cuenta el contexto: “Es gente que vive con miedo. Fueron robados y hubo momentos en que temieron por sus vidas”. Por eso, señala que al atravesar una situación de violencia, como un robo, no sólo están en la búsqueda de la defensa. “Ya están condicionados, todo pasa en unos pocos segundos, no actúan de manera racional”, indica en diálogo con BigBang.
La víctima se transforma en victimario en apenas unos instantes. “La persona cree que está haciendo lo que no hace el Estado”, analiza Castex, quien compara esa reacción con “la técnica del Far West”. “Estas personas quedan con la vida destrozada, se mudan o cambian de trabajo; les cambia totalmente la vida”, considera De Rosa Alabaster.
Para Enrique De Rosa Alabaster la ley del talión está incorporada en la psiquis humana.
Para Enrique De Rosa Alabaster la ley del talión está incorporada en la psiquis humana.
Así, la psiquis de los justicieros queda totalmente alterada de por vida. Existe una cierta sensación de “revanchismo” ante el hecho traumático. En algún punto quedan “deshumanizados”, según De Rosa. “La ley del talión, ojo por ojo, diente por diente, está incorporado a nuestra psiquis”, remata el perito.
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