El territorio ocupado en Villa Mascardi por la lof Lafken Winkul Mapu continúa vigilada a la distancia por la policía federal y la Gendarmería, pero el tránsito sobre la ruta permanece habilitado y cualquiera puede acercarse e ingresar hasta la tranquera improvisada, sin mayor obstáculo.
Los jóvenes mapuches que se encontraban ayer en el lugar aseguraron que “la recuperación territorial se va a mantener” y se quejaron del “hostigamiento” de las fuerzas de seguridad. “No nos vamos a ir, estamos dispuestos a pelear y a morir”, dijo uno de ellos.
No quisieron decir cuántos eran pero sí señaló que en el grupo hay mujeres y chicos. Un rato después se acercaron hasta los cronistas tres mujeres jóvenes y una niña de corta edad.
Todavía están conmovidos por la muerte del “peñi” Rafael Nahuel, quien fue baleado por la espalda el último sábado durante la represión que desplegó el grupo Albatros de Prefectura sobre el faldeo del cerro.
La vuelta de los mapuches al mismo lugar donde el jueves pasado se produjo un desalojo fallido, del que participaron cientos de uniformados, causó disgusto al gobierno nacional, que espera mayor determinación del juez actuante Gustavo Villanueva, para que desactive la ocupación y preserve el lugar donde mataron a Nahuel.
El jefe de Gabinete Marcos Peña expuso la “preocupación” del gobierno ante la imposibilidad de “asegurar las pruebas y el lugar para saber qué pasó”, según publicó La Nación.
Ayer al mediodía la situación en el predio era tranquila, había tránsito fluido por la ruta y algunas familias hacían asado en el camping ubicado en frente, sobre la costa del Mascardi.
Sin descubrir su rostro, uno de los integrantes de la lof Lafken Winkul dijo que él y varios más tenían “todo el cuerpo lleno de balazos de goma”, además de sus dos compañeros que recibieron proyectiles de plomo y están fuera de peligro.
Refirió que temprano a la mañana habían sido sobrevolados por un drone de las fuerzas de seguridad lo tomó como “un nueva amenaza que viola el acuerdo” suscripto el domingo, con participación del juez, que abrió una suerte de tregua y garantizaba el ingreso de peritos para investigar el homicidio de Nahuel.
“El acuerdo es que se haga la semana que viene -aseguró el vocero-. Tienen que entrar dos peritos y el juez o una persona que mande el juez, sin armas, y acompañados por las comunidades (mapuches) de Bariloche y por organizaciones de derechos humanos”.
Afirmó que se niegan a dialogar con Parques Nacionales, a pesar de que fue ese organismo el que los denunció por usurpación. “Si Parques quiere dialogar no hay problema, que vengan a dialogar acá” dijo, y señaló la tranquera.
Alrededor de las 13 creció la tensión, cuando se acercaron al lugar una docena de policías federales pertrechados con equipo antitumulto y amagaron con ingresar. De inmediato desde el bosque partieron insultos y gritos desafiantes, aunque no voló ningún proyectil.
“A vos, el de la escopeta, a ver si te dan las patas para subir al cerro, gordo hijo de puta”, le gritaron a uno de los policías que se apostó en la banquina de la ruta.
Luego de un rato, uno que parecía el jefe mantuvo una comunicación telefónica y se acercó al resto para decirles que “hubo una reunión y parece que no… el juez está traumado porque hubo un muerto. No quiere más quilombo. La orden es retirarnos más lejos, que no nos vean”. Los policías volvieron a los dos furgones que los trasladaban y se alejaron en dirección al norte.
Río Negro