Alberto acudió al mediodía del domingo al cementerio junto a su mujer. Ambos querían entregar flores y permanecer durante unos minutos frente a la bóveda donde descansaba su hijo Ciro, quien no tenía más de tres años.
El matrimonio contó que después de ingresar a la bóveda, quisieron acariciar el cajón y notaron que la tapa estaba suelta. «Corrimos la tapa así y vimos que nuestro bebé no está. No sé quién es ni donde está el responsable de esto», afirmó Alberto en un video casero donde denuncia lo sucedido.
El hecho quedó en manos de la Dirección Departamental de Investigaciones de Miramar y la Fiscalía Descentralizada de Miramar. El primer departamento quedó a cargo de la desaparición del cuerpo; el segundo, de la profanación de la tumba.
Como consecuencia de la denuncia, a lo largo de la tarde del domingo se acercó al lugar el Intendente de Miramar, Germán Di Césare, para hablar con los padres del niño y escuchar su reclamo.
No es la primera vez el cementerio de Nicanor Otamendi se ubica en el foco de cuestionamientos debido a irregularidades en su funcionamiento. En marzo, el cuerpo mutilado de un niño apareció en uno de los costados de la Ruta 11. Poco después se comprobó que ese cuerpo pertenecía a Matías, un nene de 2 años que había sido enterrado allí, después de asfixiarse con una bombucha.
Por ese episodio, había sido detenido el encargado del cementerio, Juan Carlos López. En su momento fue imputado por encubrimiento y falso testimonio, pero luego fue excarcelado y pasado a la Justicia contravencional, ya que se consideró que el robo de un cadáver no representaba un delito.
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