Son las dos pasajeras de la aeronave que se estrelló en Península Valdés. Habían organizado un viaje recreativo para sacar fotos. El último mensaje.
“Allá vamos”. Fue el último mensaje que Mónica Gabriela López envió desde su celular a las 16.48 del domingo con una foto de la avioneta parada en el aeropuerto El Tehuelche de Puerto Madryn.
Una hora más tarde su vida y la de su amiga Silvia Edith Acosta se apagarían en forma trágica cuando la avioneta en la que viajaban cayó y se incendió en Península Valdés.
Las dos eran las pasajeras del Piper PA-28 Matrícula LV-FKO. Murieron calcinadas después que un cortocircuito llenó la cabina de humo y obligó al piloto Lenard Ibáñez a realizar un aterrizaje de emergencia en una playa de la península.
Tanto Ibáñez como su copiloto Ricardo Ramón Artiles sobrevivieron al accidente, pero están en grave estado con serias quemaduras y coma farmacológico internados en el hospital “Isola” de Puerto Madryn luchando por su vida.
La situación de Artiles es la más complicada ya que tiene el 70 por ciento del cuerpo con quemaduras.
Mónica y Silvia eran amigas desde hace tiempo. La primera trabajaba en la “Clínica de la Ciudad» y tenía un hobby: la fotografía. Silvia era muy conocida en Puerto Madryn. Tenía un comercio multirubro emblemático en esa ciudad llamado “Oaky”. Por eso su muerte causó gran conmoción.
Si bien no se conocen detalles respecto a la contratación del avión, la pasión por la fotografía de Mónica pudo haber sido el motivo del vuelo que iba a recorrer durante un tiempo Península Valdés.
Es decir que ambas habían planeado un paseo que terminó de la peor manera.
El avión había partido a la mañana desde el Aeroclub Trelew desde donde operaba. El dueño de la aeronave se lo prestaba a Ibáñez para que sumara horas. Cargó combustible en el aeropuerto de Trelew y de allí siguió viaje hasta “El Tehuelche” donde lo esperaban dos pasajeros.
Eran las mujeres que vivirían una aventura distinta en un domingo a pleno sol y sin viento en la zona. Tanto Ibáñez, de 26 años, como Artiles, de 55, son amigos y compañeros de trabajo en el Correo Argentino, sucursal Trelew.
El primero es un apasionado de la aviación y la música. Había formado un grupo de rock llamado “Tracktor” junto con otros cuatro amigos. Por lo que se puede ver en su página de Facebook, Artiles es un hombre muy familiero, orgulloso de sus nietos. Pero extrañamente no se observa ninguna foto relacionada con la aviación.
La Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil se constituyó junto a autoridades del Juzgado Federal en el predio donde la aeronave terminó destruida para realizar inspecciones oculares.
Trabajarán para determinar las causas de la tragedia.
El presidente del Aeroclub Trelew, Sergio Pereira reveló que la aeronave siniestrada “es un avión privado que estaba hace meses en el hangar y el domingo despegó del aeroclub y aterrizó en el aeropuerto de Trelew para hacer combustible y desde allí volvió a despegar para aterrizar en Madryn”.
Se habría tratado de un vuelo recreativo que sale del aeropuerto de Madryn para sobrevolar el Golfo Nuevo y parte del territorio, sobre Pirámides y regresar al aeropuerto portuario.
“Al parecer hubo fuego en el aire y lo aterrizó de emergencia, pero la Junta dirá”, dijo. El propietario de la aeronave siniestrada es de Madryn, aunque evitó más detalles.
Ibáñez “es piloto del aeroclub, con una vasta cantidad de horas de vuelo y ya estaba para rendir para piloto comercial, tiene 26 años y está capacitado”.
Pereira desconoce a quienes lo acompañaban en el vuelo, aunque sabía que Artiles era compañero de trabajo del piloto.
Clarín