Lenard Ibáñez está desde la mañana de este miércoles en ese centro especializado de la Capital Federal.
Lenard Ibáñez, el piloto que se estrelló con su avión en un campo de Península Valdés, fue trasladado en la mañana de este miércoles en un avión sanitario desde el Hospital Ísola de la ciudad chubutense de Puerto Madryn hacia el Hospital de Quemados de la Ciudad de Buenos Aires.
En las últimas horas, Ibáñez había sufrido una descompensación y fue puesto en un “coma inducido”, estado en el que fue trasladado. «Tiene afectadas las vías respiratorias y el 35 por ciento del cuerpo con quemaduras», habían informado este martes fuentes del Hospital Ísola.
En el accidente ocurrido el domingo dos mujeres murieron calcinadas. Mientras que pese a su estado, tras el accidente, Lenard caminó siete kilómetros para pedir ayuda. Ahora, pelea por vivir.
Ibáñez tiene afectado más del «35 por ciento del cuerpo y lesiones internas por la inhalación de gases». En tanto, el segundo sobreviviente, identificado como Ricardo Artiles, de 55 años, se encuentra en estado gravísimo debido a las heridas sufridas. “Tiene quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo y también serios problemas en las vías respiratorias”, dijeron desde el hospital.
En el accidente murieron Mónica Gabriela López y Silvia Edith Acosta, dos amigas que habían decidido hacer un vuelo por Península Valdés el domingo. El avión sufrió un desperfecto en el aire y debió aterrizar de emergencia en un campo de Península Valdés, donde se incendió.
La causa es investigada por el juez federal Gustavo Lleral, quien realizó ayer la primera inspección ocular en la estancia La Adela, el sitio donde cayó la avioneta el domingo sobre las 18.30. Lleral es el mismo juez que el año pasado tomó las riendas de la investigación por la desaparición de Santiago Maldonado, ocurrido en la cordillera de Chubut.
El avión había salido del Aeroclub Trelew y tras cargar combustible en el aeropuerto de esa ciudad partió hacia Madryn, donde recogió a las dos mujeres. “Allá vamos”, fue el último mensaje de Gabriela López poco antes de que el avión partiera en su último vuelo.
Clarín