El 30 de octubre de 1983 fue un día de fiesta para los argentinos que volvieron a las urnas después de siete años de dictadura militar.
El domingo 30 de octubre no fue un día más. Para los argentinos que lo vivieron, se trató de una fecha inolvidable. En una jornada histórica, 18 millones de personas volvieron a votar en elecciones abiertas después de siete años de dictadura militar. Y, más allá de los resultados -la victoria del radical Raúl Alfonsín sobre el justicialista Ítalo Luder-, el acontecimiento se vivió como una fiesta, porque marcaba el retorno de la democracia al país.
El autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” dejó una herencia de miles de desaparecidos a manos de grupos militares y paramilitares, la derrota en la Guerra de las Islas Malvinas y una economía estancada, con inflación y una abultada deuda externa.
Con esta combinación de factores se llegó a las elecciones del ’83, que dieron lugar a un Alfonsín victorioso, de la mano de una campaña apuntalada por un discurso de unión de los argentinos y de enérgica condena a las juntas militares.
“Con la democracia se come, con la democracia se educa, con la democracia se cura“, decía Alfonsín en sus discursos de campaña, que siempre cerraba con el recitado del preámbulo de la Constitución nacional.
La fórmula Raúl Alfonsín-Víctor Martínez, de la Unión Cívica Radial, venció con el 52% de los votos al bionomio justicialista formado por Ítalo Argentino Lúder y Deolindo Felipe Bittel, que pasarían a la historia por ser los primeros peronistas en perder unas elecciones nacionales ante otra fuerza política.
Pero el cierre porteño de la campaña fue el miércoles 26 de octubre de 1983, cuatro días antes de las elecciones. El acto de cierre se hizo en la Plaza de la República, en el Obelisco, donde se reunieron miles de personas.
En su discurso, Alfonsín sostuvo: “Se acaba la dictadura militar. Se acaba la inmoralidad y la prepotencia. Se acaba el miedo y la represión. Se acaba el hambre obrero. Se acaban las fábricas muertas. Se acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción. Se terminó, basta de ser extranjeros en nuestra propia tierra. Argentinos, vamos todos a volver a ser dueños del país. La Argentina será de su pueblo. Nace la democracia y renacen los argentinos. Decidimos el país que queremos, estamos enfrentando el momento más decisivo del último siglo. Y ya no va a haber ningún iluminado que venga a explicarnos cómo se construye la República. Ya no habrá más sectas de ‘nenes de papá’, ni de adivinos, ni de uniformados, ni de matones para decirnos lo que tenemos que hacer con la patria. Ahora somos nosotros, el conjunto del pueblo, quienes vamos a decir cómo se construye el país. Y que nadie se equivoque, que la lucha electoral no confunda a nadie; no hay dos pueblos. Hay dos dirigencias, dos posibilidades, pero hay un solo pueblo. Así, lo que vamos a decidir dentro de cuatro días es cuál de los dos proyectos populares de la Argentina va a tener la responsabilidad de conducir al país. Y aquí tampoco nadie debe confundirse. No son los objetivos nacionales los que nos diferencian sino los métodos y los hombres para alcanzarlos. (…) Lo que vamos a decidir es cuál de los dos proyectos populares está en condiciones de lograr la libertad y la justicia social, sin retrocesos, para estas y las próximas generaciones de argentinos.”
Radio Mitre