Los primeros insectos de los que tenemos constancia vivieron en el Devónico, hace algo más de 400 millones de años. Desde entonces, se han convertido en los animales más exitosos de la Tierra, al menos si nos centramos en su número. Los expertos de la Real Sociedad Entomológica de Londres estiman que, de media, en cada kilómetro cuadrado del planeta podríamos encontrar 10.000 millones de ellos. De momento, se han descrito más de 750.000 especies, pero algunos investigadores, como Terry Erwin, un entomólogo del Instituto Smithsonian, están convencidos de que puede haber hasta 30 millones. ¿A qué se debe semejante éxito evolutivo?
El hallazgo de dos grandes conjuntos de fósiles en China podría arrojar algo de luz sobre este asunto. De hecho, una de las primeras conclusiones a las que han llegado los científicos que han estudiado los restos, coordinados por un equipo de paleobiólogos del Instituto de Geología y Paleontología de Nankín, es que, tras la extinción masiva que tuvo lugar hace 252 millones de años, la mayor que ha tenido lugar, en la que perecieron el 70% de los vertebrados terrestres y el 90% de las especies marinas, se produjo una explosión de diversidad entre estos animales. Esta coincidió con un fenómeno similar que afectó a las plantas de las que muchos de aquellos insectos se alimentaban y que contribuyeron a polinizar.
La vida se abre camino
Antes de la citada Gran Mortandad, ya existían muy distintas variedades, como escarabajos o libélulas, pero no es fácil saber cuáles sobrevivieron al cataclismo –este pudo deberse a una desmesurada actividad volcánica o al impacto de una gran roca espacial–. Las estructuras anatómicas de estos animales no se conservan tan bien como las cochas o los huesos, así que no hay muchos fósiles con los que estudiar esta cuestión. Sin embargo, los paleontólogos de la mencionada institución china y sus colaboradores encontraron dos enclaves en el noroeste del país asiático en los que se podían apreciar con nitidez todo tipo de restos, desde envolturas larvales hasta alas. Estas habían quedado impresas en las capas de arenisca y otras rocas sedimentarias que cubrían los lechos de lo que habían sido dos lagos. En total, se recogieron unos 800 fósiles, un auténtico tesoro para los especialistas en este campo.
En un estudio publicado en la revista Science Advances, los investigadores señalan que en el yacimiento más antiguo, de unos 237 millones de años, aparecieron los restos más variados, pertenecientes a 28 familias de insectos. En el más reciente, de 230 millones de años, se recuperaron fósiles de 10 familias. En ambos casos se trataba de animales con un ciclo vital semejante al de muchos de sus parientes actuales, con cuatro etapas diferenciadas –los más arcaicos contaban con solo tres, como las cucarachas–.
Supervivientes natos
En sus conclusiones, estos científicos señalan que ciertos insectos, como algunos escarabajos, sobrevivieron a la extinción, pero que muchos otros evolucionaron poco después. Esto habría ocurrido mucho antes de lo que han venido sospechando los expertos. Por ejemplo, se han encontrado restos de algunos insectos acuáticos que, según las hipótesis más extendidas hasta la fecha, se creía que se habían diversificado hace 130 millones de años. Este hallazgo retrotrae considerablemente ese momento.
Fuente: Muy Interesante