Sobre la ruta provincial N°6 está la entrada principal al pueblo. Su acceso, la calle 25 de mayo, es un cuidado bulevar de dos manos. Por esta vía se llega a la plaza principal de donde estallan diagonales en sus vértices. A 350 metros está el club San Martín, una institución centenaria que se identifica con los colores rojo y negro.
El club tiene un enorme gimnasio con unas aberturas amplias y modernas, todas compradas con el dinero que establece FIFA en el mecanismo solidario de la primera transferencia internacional de Emiliano Sala, el jugador formado en este sitio que hoy, increíble y lamentablemente, es despedido por sus seres queridos, allegados, admiradores y vecinos.
Hoy no es un día más en Progreso. El ambiente lo hace sentir. El sábado del último adiós al embajador de esta localidad tiene un contexto inesperado para estas 3500 personas que conviven a diario. El chico que se hizo su carrera futbolística solo ya no está. Murió cuando sobrevolaba el Canal de la Mancha en lo mejor de su carrera el 21 de enero pasado.
El homenaje que viene y el recuerdo de una tarde de pesca
El interior del gimnasio del club San Martín de Progreso donde se realiza el velatorio de Emiliano Sala hay dos imágenes suyas. Tal vez sean las que lo definan. En una de ellas está con sus ojos saltones posando con la timidez de la humildad, con ropa casual y peinado prolijo. La otra refleja lo que era en la cancha: toda la furia emocional descargada gritando un gol con la camiseta del Nantes, los puños apretados.
El sonido más fuerte es el silencio que se quiebra con algún llanto sentido.
Los familiares y más cercanos se encuentran a metros del cajón, compungidos y recibiendo el saludo de todos los que vienen a despedir al ídolo.
Dieciséis coronas fúnebres rodean el cajón que tiene sobre sí flores y una enorme bandera del club San Martín de Progreso.
Aquí ya tomaron la decisión de renombrar el estadio o el polideportivo de la institución bajo el nombre del ídolo que ya no está. «Algo va a llevar su nombre seguramente y haremos una gigantografía o imagen de él», le dice a Clarín el presidente del club, Daniel Ribero.
«Es un día raro. Son sensaciones muy opuestas porque está el recuerdo de él que tenemos tan presente que no podemos creer estemos en su velatorio», añadió.
Ribero repite una anécdota que pinta Emiliano de cuerpo entero. «A los 13 años se iba a pescar y a tomar algo con sus amigos al arroyo Cululú que queda a 2,5km de distancia. Todos iban en moto o en bici pero Emiliano iba corriendo. Y allí subía unas escalinatas porque decía que tenía que entrenar para llegar a ser jugador profesional».
Hasta este pueblo llegaron el secretario general del Nantes, el jugador y amigo Nicolás Pallois. También está Niel Warnock, DT del Cardiff , el secretario general del club gales, Ken Choo y el futbolista uruguayo Diego Rolán, amigo y actual jugador del Málaga.
Aquí cada vecino recuerda un valor en Emiliano: la humildad. «Era tan sencillo, era uno más. Un progresino más. Nos parece mentira vivir esto» recordó Miguel.
En Progreso todo transcurre con dolor pero también con respeto. Una despedida acorde con los valores que lo caracterizaban.
Clarín