En la segunda parte de su presentación en la Cámara de Diputados, el jefe de Gabinete Marcos Peña dejó de lado el tono calmo para recurrir a los gritos y la efusividad, en consonancia con los últimos discursos del presidente Mauricio Macri, quien inició la campaña electoral el 1 de marzo pasado, durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional. En franco desafío a los diputados de la oposición que lo estaban escuchando, Peña ratificó el rumbo del gobierno de Cambiemos: tanto en lo macroeconómico como en el plano político y social.
En el plano económico, reivindicó la banda de flotación del dólar y su búsqueda del tan pregonado “equilibrio fiscal”. “Nos equivocamos al decir que era fácil bajar la inflación, si”, reconoció en un atisbo de autocrítica que dos segundos después mutó en un reproche a la administración anterior: “Pero qué hicieron ustedes?”, preguntó. Peña confirmó no está en los planes del Ejecutivo congelar las tarifas de los servicios públicos porque “esa no es la forma de resolverlo”, y con la misma línea argumentativa defendió los aumentos en el transporte.
El Jefe de Gabinete celebró que ahora los subsidios “vayan a los que más lo necesitan, no como antes que no iban para los que lo necesitaban”. Más adelante reclamó un nuevo “esfuerzo” a los argentinos: “Es duro, sí, es durísimo porque implica remar, nadar cruzando un río bravo que nos cansa a todos”.
Siempre acompañando sus palabras con efusividad y ademanes, el funcionario retó a los diputados de la oposición “a decir la verdad” , una chicana hacia los legisladores cubrieron sus bancas con un cartel que decía “#basta de mentir”. “Discúlpenme la vehemencia, acá hubo muchos oradores vehementes que dijeron que reivindicaban la política y yo vengo a reivindicar la política, entonces voy a hablar con todo el énfasis que quiero”, subrayó a los gritos.
Sin abandonar el desafío a los opositores, admitió el fracaso de uno de los principales lemas de la alianza gobernante, la “pobreza cero”. “La de antes era una pobreza igual a la de ahora, pero ni siquiera tenían la dignidad de medirla”, insistió de nuevo elevando el tono de voz e intentando minimizar los errores de la actual administración echando mano al recurso de la herencia.
Peña dijo muy poco acerca de la crisis que afecta a millones de argentinos en todo el país por el fracaso de las políticas económicas, pero reivindicó la supuesta “apertura de la Argentina al mundo”. “Es imposible mejorar la realidad concreta de los bolsillos de los argentinos sin una actitud más positiva en nuestro vínculo con el mundo, una Argentina cerrada es una Argentina empobrecida”, puntualizó. Más adelante aclaró que el país le cierra la puerta “al régimen dictatorial de Venezuela”. “Y no es un tema ideológico”, dijo tratando de demostrar una apertura ideológica que el Gobierno no tiene.
a partir de ese momento transformó su comparencia en un acto de campaña. “El mercado interno no alcanza, lo demuestran 50, 70 años de historia. Hay que generar otra lógica de producción, integrarnos al mundo. Díganselo a los argentinos con claridad Digan que quieren una economía cerrada. Nosotros diremos lo contrario y los votantes discernirán”, desafió una vez más a la oposición.
“No hay posibilidad de que Argentina avance en la mejora de la calidad de vida si no combate el narcotráfico y mejoramos la seguridad ciudadana. Muchas veces esto parece un tema ideológico”, repitió el funcionario, quien insistió en que el Poder Ejecutivo seguirá teniendo como eje de gestión “la corrección de los desajustes estructurales”. Por último, a pesar de que las propias estadísticas lo desmienten afirmó que “La proporción (de la inflación) sigue siendo igual de alta de cuando llegamos”.
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