Algunos ya se largaron, pero la mayoría de los productores agropecuarios preparan sus sembradoras y tractores para comenzar en pocos días más la campaña de trigo 2019/20 que, según los primeros cálculos de los especialistas, tendrá un récord productivo, siempre y cuando el tiempo acompañe. En diciembre próximo, en plena cosecha del cereal, el trigo recibirá así con una buena noticia al próximo gobierno.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dijo en un informe que se sembrarán 6,8 millones de hectáreas, la superficie más alta en 18 años, y que permiten proyectar «una cosecha en el rango de los 21 a 22 millones de toneladas».
Eso representaría una cosecha récord tras los 18,7 millones de toneladas del ciclo pasado, según la BCR. De acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se lograron 19 millones de toneladas en la campaña anterior.
El optimismo por otra buena campaña triguera comenzó a reflejarse en las primeras operaciones de venta para el ciclo 2019/20. De acuerdo con el informe de la BCR, elaborado por Desiré Sigaudo y Emilce Terré, los exportadores adquirieron algo más de un millón de toneladas y anotaron ventas por 850.000 toneladas. «Es un récord histórico para esta altura del año», señaló el informe.
Esas previsiones se tendrán que contrastar con el comportamiento de las lluvias. En gran parte del territorio bonaerense, la principal provincia productora del país, con 40%, los suelos necesitan agua y se espera que comiencen a recibirlas a partir de esta semana.
También hay un panorama similar en el sur de Santa Fe, mientras que Córdoba, que produce el 30% del trigo nacional, tiene condiciones favorables para la siembra, según el trabajo de la BCR.
En materia de precios, el gran incentivo para decidir la siembra se refleja en una recuperación de 4 dólares por tonelada en los últimos 15 días, de US$185 a US$190 por tonelada, según un informe de la consultora PBY agro.
Sin embargo, en ese horizonte comienzan a aparecer algunos nubarrones por la recuperación de la producción a nivel mundial en el Hemisferio Norte tras una mala campaña por escasez de agua. El consejo Internacional de Granos (CIG) calculó que para el ciclo 2019/20 la producción mundial de trigo crecerá 4% respecto de la campaña pasada.
El volumen total alcanzaría los 762 millones de toneladas, aunque la buena noticia vendría por el lado del incremento en un 1,5% de la demanda, estimado en 752 millones de toneladas.
Pero el partido del trigo también se juega en la otra punta del planeta: Australia, el principal competidor argentino en el Hemisferio Sur. El gigante de Oceanía tuvo una dura sequía el año pasado y perdió buena parte de los mercados del sudeste asiático, a los que naturalmente abastece, a manos de los productores argentinos.
En Australia ya comenzó la siembra, pero las lluvias todavía no son suficientes. La semana pasada el gobierno australiano anunció que por primera vez en 12 años tuvo que importar trigo como consecuencia de la caída de la producción.
En ese contexto, el trigo va ganando cada vez más importancia en el impacto económico que genera toda la cadena agroindustrial. Habitualmente los productores lo consideraban como el cultivo para «hacer caja» a partir de diciembre, a la espera del premio mayor de mitad de año, con la soja.
Tras la eliminación de las trabas para exportar y la reducción de las retenciones en diciembre de 2015, reinstauradas luego parcialmente en septiembre pasado, el peso económico del cereal que se siembra en el otoño y en el invierno es cada vez más importante. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, entre 2017/18 y 2018/19 el PBI de la cadena triguera aumentó 29%, las exportaciones crecieron 31% y la recaudación impositiva subió 61%.
En cifras, el PBI triguero de la última campaña fue de US$ 3921 millones, las exportaciones fueron de US$ 3175 millones y la recaudación trepó a US$ 1002 millones.
Impacto para Vidal
No solo para el gobierno nacional una buena cosecha de trigo significa una noticia favorable. Para la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, que aspira a su reelección en octubre próximo, la cadena del cereal le genera un movimiento económico positivo en los pueblos del interior provincial. Fundamentalmente en el centro y en el sudeste. Además de los trabajos de siembra y cosecha, la agricultura impulsa el comercio de insumos, el transporte en camión y trenes y los servicios financieros, entre otras actividades.
Según un informe del Ministerio de Agroindustria bonaerense, respecto de la campaña 2015/16 la provincia de Buenos Aires duplicó en el ciclo pasado su producción hasta llegar a 9 millones de toneladas, con una siembra de 2,6 millones de hectáreas. Eso le valió posicionarse como la provincia originaria del 50% del trigo que se produce en el país.
Para la cartera que conduce Leonardo Sarquís, la provincia de Buenos Aires es responsable del 40% de la superficie en la que se planta el cereal y «muestra el alto nivel tecnológico y el potencial de los ambientes donde se desarrolla el cultivo» en el territorio bonaerense.
El funcionario, que está organizando la Semana del Trigo en diferentes localidades del territorio provincial, dijo que «el valor bruto de la producción de trigo y cebada en la provincia podría superar los 2200 millones de dólares, en línea con los objetivos de generación de riqueza, puestos de trabajo en toda la cadena e ingresos de divisas, planteados por la gobernadora Vidal».
Fuente: La Nación