Jugó como un novato. Y no está mal, porque fueron sus primeros Juegos Panamericanos. Pero Luis Scola tiene 39 años. Es el último eslabón de la transición entre la Generación Dorada y este nuevo grupo de jugadores que merecían un título desde hace rato y finalmente lo obtuvieron. Y, con 28 puntos, fue el goleador del equipo en la final sobre Puerto Rico (84 a 66).
Facuando Campazzo fue el líder del recambio. Como se sabía, como se esperaba. Culminó con 10 tantos y 12 asistencias.
En el arranque, el equipo de Sergio Hernández le dio continuidad a la actitud mostrada en la semifinal contra los Estados Unidos. Los jugadores lucieron concentrados y aplicados en los ataques, así como enfocados y esforzados en defensa. Claro que la diferencia en el resultado no tuvo nada que ver con lo que pasó ante los norteamericanos. Puerto Rico, si bien no tuvo a su principal equipo en este torneo es, al menos, una formación ciento por ciento profesional. Y el desarrollo de juego fue más parejo y difícil.
Luis Scola lideró la ofensiva argentina (12 puntos en el primer tiempo), Facundo Campazzo llevó las riendas (5 asistencias) y Patricio Garino marcó la pauta de una defensa robusta. Fueron, como en la mayoría del torneo, los tres hombres que más peso tuvieron en las decisiones argentinas.
¡Corre Facu Campazzo y entierra Gabriel Deck!
Si los boricuas no recortaron más la diferencia fue sólo porque Campazzo asumió la ofensiva. Y en el último cuarto, el comienzo nomás fue demoledor. Un triple de Laprovittola, un doble de Scola, un Campazzo implacable en la conducción y ya no hubo resto para el rival.
La diferencia hizo que en los últimos cuatro minutos fueran sólo una formalidad. Con los jugadores emocionados y con Sergio Hernández que pedía en los tiempos muertos calma. «Estamos a minutos de ser campeones panamericanos. Disfruten, pero jueguen con seriedad», les dijo. Y vaya si lo hicieron.