La suspensión del cargo de la intendenta Rossana Artero y la inmediata asunción de la concejal Araceli Di Filippo esconden un entramado de poder y negocios que involucran a concejales, sindicatos y parte del empresariado de Rawson.
El proceso de reorganización municipal, encabezados por los generales Araceli Di Filippo y Daniel Boillos, cumplió una semana al frente de la intervención municipal y ya dejó al descubierto algunos de los acuerdos políticos y económicos.
Di Filippo preparó el desembarco en el municipio con tiempo y paciencia, cocinó a fuego lento el desencanto de los trabajadores, acordó el juicio político de Artero con pares y prometió tierras a poderosos empresarios locales a cambio de fondos y respaldo.
La intendente interina sabía que el primer gran escollo a resolver sería financiero. Las alicaídas cuentas municipales necesitan una inyección urgente de dinero y para ello realizó acuerdos con importantes empresarios locales.
El supuesto trato sería sencillo: los empresarios desembolsan millones de pesos en concepto de pago de deudas impositivas y adelanto de impuestos, a cambió los generales habrían prometido venderles tierras a precios módicos en lugares estratégicos de Playa Unión y el Puerto.
El acuerdo ya estaría en marcha, la semana pasada los ediles aprobaron de forma unánime la venta de tierras en el Puerto y en los pasillos del palacio municipal dicen que tienen lista una nueva tanda de terrenos fiscales para enviar al concejo.
El negocio cierra para ambos lados y, como casi siempre, perjudica a la comunidad que entrega parte del patrimonio a precio módico a empresarios oportunistas y políticos inescrupulosos.
Acuerdo con el EMA
Di Filippo habría sellado su acuerdo con los Empleados Municipales Agremiados a través de María Laura “Cepi” Nievas, concejal y extitular del gremio. A Ambas las une además un lazo familiar a raíz de la relación de Cepi con Carlos Di Filippo, el periodista de LU20 y hermano menor de bicha.
El EMA es el gremio con mayor cantidad de afiliados en el municipio y siempre se caracterizó por ser pacífico y dialoguista. Sin embargo, para que los generales llegasen al mando de Moreno 650 necesitaron que los sindicalistas fueran más combativos: organizaron el acampe frente al palacio municipal, obligaron a compañeros que no adherían al paro a dejar de trabajar, realizaron los escraches a la vivienda de Artero y funcionarios e impidieron la recolección de la basura en la ciudad durante un mes.
¿Qué le prometió Di Filippo al gremio? Que los ajustes lo realizarían los trabajadores precarizados: los beneficiarios de los Programas de Empleo Local (PEL), contratados y el Servicio de Estacionamiento Medido (SEM). La propuesta sedujo al EMA que siempre peleó únicamente por los empleados de planta, ninguneando al resto de los trabajadores.
Di Filippo empezó a cumplir el acuerdo la semana pasada cuando anunció que revisará uno por uno los contratos, en un claro mensaje de ajuste y recorte, y esta semana cuando realizó el depósito de los haberes de las categorías 5 a la 9, dejando de lado a los Programas de Empleo Local y el SEM, que son quienes menos cobran.
Acuerdos políticos
Para conseguir la suspensión de Artero, los generales Di Filippo y Boillos tuvieron que acordar con casi todo el arco político rawsense, ya que necesitaban que levantasen la mano al menos 7 de los 10 ediles.
¿Qué prometieron? El pago urgente de sueldo para ediles y asesores políticos, cosa que se concretó el viernes pasado y generó gran revuelo ya que dejaron afuera del cobro al personal de planta del Concejo.
Además, el compromiso de sostener los contratos a Dulio Montí, que es quien más gente tiene a cargo en el concejo producto de levantar la mano en algunos temas puntuales, nombrar funcionarios cercanos a los ediles en el ejecutivo municipal (Nasser en hacienda y Marín en la cooperativa, ambos allegados a Banuera y Curtale, por ejemplo) y permitir algunos negocios relacionados a la venta de tierras a Alfredo Di Filippo, jefe político de Gisel Genoff y Marcos Tarumán.
Federico González había acordado el arribo de algunos de sus laderos de La Cámpora al gabinete de Di Filippo pero llegó la orden de arriba y el concejal debió desaparecer durante unos días, no participando del proceso de suspensión de la intendente Artero.