El pingüino de penacho amarillo es una especie singular que arriba cada octubre a las costas de Puerto Deseado, en Santa Cruz. La «Isla Pingüino» es el lugar que escoge esta especie para reproducirse y anidar, en un ambiente de preservación único. Cientos de turistas llegan cada año, por ser el único lugar en el Hemisferio Sur donde se le pueda contemplar desde tan cerca, arribando desde el continente.
La ciudad magallánica de Puerto Deseado se encuentra en el extremo oriental de la Provincia de Santa Cruz, a 292 kilómetros al sur de Comodoro Rivadavia y 736 kilómetros al norte de Río Gallegos.
A 20 kilómetros al sur de esta ciudad, por vía marítima, se llega a la Isla Pingüino: un emergente rocoso de origen volcánico que data de hace más de 150 millones de años (período Jurásico) y que actualmente aloja con regularidad a aves, lobos y elefantes marinos, y dos especies de pingüinos: el de Magallanes y el de Penacho Amarillo.
UNA EXCURSIÓN PARA LOS SENTIDOS
La expedición parte desde la ciudad, se adentra en la Ría Deseado, para ingresar luego al mar abierto, el Mar Argentino. En su recorrido de 40 minutos a bordo de una embarcación, los visitantes se van encontrando con pequeñas islas donde la fauna marina de la región se presenta en todo su esplendor. Durante la navegación, hasta tres especies de delfines pueden llegar a sumarse al contingente, llenando de colores las aguas cristalinas. E incluso, con algo de suerte, algunos llegan a ver a la extraordinaria ballena orca.
Apenas saliendo a mar abierto, la península Chaffers es una de las ocho islas pingüineras de la Ría Deseado y la colonia más grande de pingüinos, con una población de hasta diez mil parejas.
Más adelante, otras islas suelen poblarse en sus costas por lobos marinos de diversas edades que no sólo se detienen allí para reproducirse, sino también para aprender a conformar sus harenes. Es común observar también a la paloma antártica, que nidifica en la Antártida pero se acerca a estas islas para alimentarse de excremento de lobos marinos.
Al descender de la balsa a motor, un sendero de piedras rodeado de pingüinos de Magallanes conduce hacia un acantilado, debajo del cual están sus codiciados primos de penacho amarillo. El paisaje rocoso se abre paso, majestuoso, proponiéndose como guía natural para conocer cada especie que le habita.
Un detalle que enamora a los visitantes es la cercanía que se logra alcanzar con estos animales. En esto ayuda la decisión de que un máximo de dos embarcaciones pueda llegar al lugar al mismo tiempo con turistas, para no invadir ni erosionar el entorno natural.
La travesía dura cerca de seis horas y si el clima acompaña y hay interesados, sale diariamente. La posibilidad de practicar senderismo por los incontables caminos de piedras de la isla, complementan una oferta de turismo ecológico inigualable.
LA AVENTURA DE CONOCER AL “SALTARROCAS”
El pingüino de penacho amarillo es más pequeño que el de Magallanes: medio metro de alto y dos kilos y medio de peso. Negro y de panza blanca, tiene ojos rojos, pico naranja y un singular plumaje “punk” amarillo en su cabeza, que deriva en su nombre. Habita la zona rocosa, donde suele anidar, y se desplaza en este terreno hostil, trepando y a los saltos: por eso se le conoce como el “saltarrocas”. Contrario a lo que muchos imaginan, se trata de una especie tranquila, con quienes los visitantes suelen amigarse para verlo más de cerca. Forma parte de una de las seis variedades de los llamados pingüinos crestados, así lo informó El Patagonico.
Cada una de las dos especies, habita un sector diferente de la Isla. Los de Magallanes tienen sus colonias en la parte más plana, mientras que los de penacho amarillo habitan la zona más rocosa y elevada. Los de Magallanes arriban a la Isla en septiembre y un mes después llegan los de penacho amarillo.
La temporada para conocer a los pingüinos de penacho amarillo se extiende entre octubre y abril de cada año. Se les puede conocer en sus diversas etapas vitales: cuando llegan las hembras, cuando llegan los machos, cuando arman sus nidos con piedritas y ramitas, cuando nacen los pichones, cuando sobrevuelan las gaviotas grises.