La voracidad de estos insectos -que arrasan con toda la materia vegetal a su paso- pone en peligro la capacidad productiva de los campos y afecta el rebrote de las pasturas. Según indica un ingeniero agrónomo del INTA, el momento ideal para combatirlos hubiera sido antes de que concluya el invierno, cuando los huevos recién eclosionaban.
La plaga de tucura-sapo que afecta a la zona de la meseta chubutense causa desesperación entre los vecinos del lugar que ven como este insecto -similar a las langostas- arrasa con todo a su paso y se mete hasta en sus viviendas. Desde el Gobierno Provincial reforzaron las acciones de fumigación y contención de la especie que -según señaló el ingeniero agrónomo del INTA, Alfonso Beloqui, a Actualidad 2.0- debería haber sido combatida hace varios meses atrás «cuando estaban en estado ninfal y comían mucho menos».
Alfonso Beloqui, ingeniero agrónomo del INTA, explicó que «la magnitud de esta plaga supera ya las 600 hectáreas, y se comen todo a su paso, todo lo que es materia vegetal, y ahora donde están atacando en la parte de estepa y mallines».
Beloqui reconoció que «cuando ya está la ‘manga’ atacando activamente, cuando ya están en su estado adulto, es bastante complicado combatirla porque hay que recurrir al uso de insecticidas». Si bien indicó que esto «se puede hacer en condiciones aptas, con buenos equipos y materiales de aplicación», remarcó que «cuando el problema es grande las medidas tienen que ser mayores».
Sobre esta plaga, que comenzó a instalarse hace al menos cuatro años en la zona, aseguró que lo principal sería «realizar controles y detectar los focos» a fin de poder atacarla «cuando empiezan a implosionar los huevos, que están en estado ninfal». «Ese es el mejor momento para atacar, y en general eso es a finales de invierno, que cuando la tucura sapo comienza a implosionar y son muy chiquitas y no pueden avanzar ni comer tanto».
«Ahora que están en plena etapa de crecimiento es cuando comen mucho, después entran en la etapa de copulación y puesta de huevos, y el adulto muere. Incluso se da canibalismo y se comen entre ellos, y para abril termina el círculo y ahí es cuándo tendría que ser atacado, pero para fines de julio o agosto vuelven a eclosionar los huevos», explicó Beloqui.
Además, remarcó que «el aparato bucal que tienen tanto estas tucuras como las langostas es masticador», y enfatizó en la voracidad de esta especie que «no sólo come la parte verde, sino también el rebrote, con lo cual si el ataque es muy severo no permite la reposición de las pasturas patagónicas, que tienen una ventana de crecimiento muy corta».