La Argentina dio un paso al frente durante 2019 en el índice anticorrupción anual que elabora la ONG Transparencia Internacional (TI). En su último año, Mauricio Macri obtuvo la mejor calificación de su gestión en el ranking, aunque el país continúa lejos de los primeros lugares.
La Argentina escaló en 2019 al puesto 66 del Índice de Percepción de Corrupción, un ascenso de casi 20 lugares en el ranking global. El país obtuvo 45 puntos sobre los 100 posibles (el año pasado consiguió 40 puntos) y superó, así, la media de todo el estudio, compuesto por 180 países.
¿Cuál fue el principal motivo del ascenso? El avance judicial de los cuadernos de las coimas, un caso que trascendió fronteras y que involucró en los tribunales tanto a funcionarios públicos como a empresarios, indicó la abogada argentina Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.
El Índice de Percepción de la Corrupción califica a los países en función de sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, a partir de 13 evaluaciones que se hacen a través de encuestas a especialistas en la materia y empresarios.
Pese al avance en el ranking, la Argentina no solo continúa lejos de los primeros lugares en materia de transparencia a nivel mundial. En América Latina, se ubica en el puesto 13 sobre 32 países. El primer lugar les corresponde a Uruguay (21º) y a Chile (23º), dos países limítrofes.
Pero el estudio muestra un mejoría de la Argentina en comparación con Colombia (96º) Brasil (106º) y México (130º), países con más equivalencia en cuánto a la cantidad de población. Entre los más opacos latinoamericanos aparecen Venezuela (173º), Haití (168º) y Nicaragua (161º).
«La mejora de la Argentina se relaciona especialmente con el avance de causa de los cuadernos de las coimas. El proceso generó expectativa sobre la posibilidad de poner fin a la impunidad. La Justicia no solo alcanzó a los funcionarios públicos, sino también a los empresarios», dijo Ferreira Rubio. La especialista, además, advirtió: «La corrupción no se terminará si la resolución de los casos judiciales demora años en la Argentina y los procesos terminan prescriptos».
Con el ascenso de 2019, la Argentina supera un período de estancamiento durante los anteriores dos períodos. El último gran salto se había dado en 2016, cuando, tras la salida de Cristina Kirchner de la Casa Rosada, la percepción sobre la corrupción en la Argentina había bajado, un tendencia que también se repitió en 2017.
A escala global
El Índice de Percepción de Corrupción lo lideran Nueva Zelanda y Dinamarca, ambos con 87 puntos, seguidos por Finlandia (86), Singapur y Suecia. En el otro extremo, los países percibidos como más corruptos son Siria, con 13 puntos, Sudán del Sur (12) y Somalia (9).
Como lectura global, Transparencia Internacional hizo hincapié en que «más de dos tercios de los países -incluidas las economías más avanzadas del mundo- muestran signos de estancamiento o de retrocesos en sus esfuerzos anticorrupción». Este fenómeno contribuyó también al marcado ascenso que registró la Argentina.
La ONG alertó además que los países donde las elecciones y el financiamiento de los partidos políticos «son sometidos a la influencia indebida de intereses particulares tienen menos posibilidades de reducir la corrupción».
En cambio, los países que cuentan con «regulaciones más exhaustivas para la financiación de las campañas y, además, se cumplen de manera sistemática», tienen una puntuación sobre la percepción de la corrupción mucho más alto que la media, señalaron desde la organización civil, informó La Nación.