Vacunación infantil en Argentina cae y alarma a especialistas.
La vacunación infantil en Argentina atraviesa una caída preocupante: un 50% de los niños llega al ingreso escolar sin el esquema completo, muy lejos del 95% necesario para sostener la inmunidad colectiva. La advertencia fue realizada por la doctora Teresa Strella, médica infectóloga y jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Zonal Puerto Madryn, según informó #La17.
Retroceso en coberturas y riesgo de enfermedades olvidadas
Strella alertó que la caída en las tasas de vacunación deja al país vulnerable frente a enfermedades que se creían controladas. El sarampión es el ejemplo más sensible: no hay circulación endémica desde el año 2000, un logro que depende de una alta cobertura sostenida.
Cuando faltan dosis en grupos grandes por varios años consecutivos, el “escudo comunitario” se debilita, facilitando la aparición de brotes ante cualquier ingreso del virus.
Poliomielitis y virus respiratorios vuelven a la agenda
El último caso de poliomielitis en Argentina se registró en 1989, pero el desconocimiento actual del riesgo genera descuidos y baja urgencia social.
La especialista destacó también la reciente incorporación de la vacuna contra el virus sincicial respiratorio (VSR) para personas gestantes, medida que protege a recién nacidos en sus primeros meses de vida.
El rol de la comunicación y la coordinación estatal
Strella subrayó que el problema no se resuelve solo con disponibilidad de vacunas. Es fundamental recuperar confianza, aclarar mensajes y frenar la “infodemia” que erosiona la vacunación obligatoria.
Asimismo, destacó la necesidad de una coordinación efectiva entre Salud y Educación para detectar esquemas incompletos en el ingreso escolar, acercar operativos a las familias y sostener campañas claras y consistentes.
La especialista enfatizó que vacunarse no es solo un trámite individual, sino un acto de solidaridad que protege a quienes no pueden recibir vacunas y evita brotes que impactan primero en los sectores más vulnerables. La caída sostenida de coberturas podría poner en riesgo logros históricos de salud pública, con internaciones, secuelas y muertes evitables.




