El estado brasileño de Río de Janeiro prorrogó este lunes y hasta el próximo 30 de abril las medidas de aislamiento social para el combate al coronavirus, que según el Ministerio de Salud dejó hasta ahora en el país 1.328 muertes y 23.430 casos confirmados.
En un decreto del gobernador Wilson Witzel, el estado de Río de Janeiro extiende las medidas adoptadas el pasado 30 de marzo y que ya daban continuidad a una serie de restricciones impuestas por primera vez desde el 17 de marzo en la segunda región más afectada por la COVID-19, detrás de San Pablo.
Según el decreto del Gobierno regional, los centros comerciales, gimnasios, salones de belleza y actividades no esenciales se mantendrán cerrados, al igual que el transporte aéreo y terrestre con los estados en los que esté confirmada la circulación interna del virus o los que se hayan declarado en situación de emergencia.
También deben permanecer suspendidas las clases en escuelas y colegios, cerrados los teatros y las salas de cine y se continuará con la prohibición de la realización de eventos y actividades públicas, visitas a centros penitenciarios, a pacientes infectados en los hospitales y traslado de presos.
Los vuelos internacionales y la llegada de cruceros provenientes de países con circulación del coronavirus continuarán suspendidos en los dos principales aeropuertos de la ciudad, el Santos Dumont y el Galeao.
El decreto promulgado para «resguardar el interés de la colectividad en la prevención del contagio y en el combate de la propagación» del coronavirus en Río de Janeiro estipula también que los bares, panaderías y restaurantes funcionen con el 30 % de su capacidad y den prioridad al servicio de entrega a domicilio.
En los últimos días, Witzel llegó a decir que si la población no acataba las disposiciones y seguía circulando en playas y calles, a pesar de las advertencias, se estarían tomando otro tipo de medidas «más restrictivas», similares a la cuarentena de confinamiento casi total impuesta en el vecino estado de San Pablo.