El gobierno francés comenzó este miércoles a coordinar la salida gradual de la cuarentena, prevista para el 11 de mayo, con los representantes locales y delegados territoriales, y anunció que serán ellos quienes estarán a cargo de gestionar medidas clave como la reapertura de escuelas y la realización de test masivos.
El plan de desconfinamiento, anunciado ayer por el primer ministro Édouard Philippe, pretende «proteger a los franceses sin inmovilizar a Francia» a través de una flexibilización progresiva de las restricciones impuestas para frenar la pandemia en el país, paralizado por una cuarentena total desde el 17 de marzo.
Planteado inicialmente en dos etapas, su aplicación variará según la situación sanitaria de cada departamento, que será diferenciada entre «verde» -flexible- o «roja» -restrictiva-.
Con 169.053 contagios y 24.087 decesos, Francia es el cuarto país del mundo con más casos y el quinto con más muertes por la Covid-19 a nivel global.
Tras una reunión virtual con las asociaciones de ediles, Philippe comunicó hoy a los diputados que serán los intendentes quienes decidirán la reanudación de las clases presenciales, una de las medidas que más polémica ha generado tanto a nivel político como social.
«No soy yo quien podrá decirlo, ni el ministro de Educación, a menudo será el director de la escuela, el alcalde o el representante local del Ministerio, y tengo plena confianza en estos tres actores», dijo el premier ante el Parlamento.
La decisión se tomará en función de la localidad, pero también según las condiciones y el número de alumnos por centro.
Esta decisión fue celebrada por la Asociación de Alcaldes de Francia, aunque reclamó más precisión al respecto, reportó la agencia de noticias EFE.
«El carácter voluntario del regreso a las clases no debe cuestionar el principio de instrucción obligatoria para todos. Este principio debe prevalecer incluso durante la crisis sanitaria», defendió el organismo, que pide orientación en cuanto a las actividades extra escolares y la desinfección de los centros.
Polémica en las aulas
Según anunció ayer Philippe, los jardines de infantes y las escuelas primarias reabrirán sus puertas en todo el país a partir del 11 de mayo, pero la asistencia será «voluntaria» y no obligatoria, un punto criticado por la oposición por dejar esa decisión «odiosa» a los padres.También reabrirán las guarderías, aunque recibirán sólo grupos de hasta diez niños.
Los colegios secundarios, a los que asisten alumnos de entre 11 y 15 años, reabrirán a partir del 18 de mayo, pero sólo en los territorios donde la circulación del virus sea menor, mientras que la decisión sobre la reapertura de los liceos, para estudiantes de 15 a 18 años, se tomará recién a fines de mayo.
Pese a los anuncios del gobierno, muchos alcaldes manifestaron su voluntad de mantener los centros cerrados por no contar con medios suficientes para garantizar la seguridad.
También los franceses se has mostrado divididos sobre el regreso al colegio. Solo un 49% de la población respalda la decisión, según un sondeo publicado hoy por el diario Les Échos.
La hora de los tests
Los responsables locales y territoriales tendrán también un papel fundamental en el diagnóstico de contagiados por el brote.
En esta fase de desconfinamiento, el objetivo del gobierno es hacer 700.000 test de coronavirus por semana, tanto a las personas que presenten síntomas como a aquellos que hayan estado en contacto con los contagiados.
Estos contactos, que se estiman entre 25 y 30 personas, serán evaluados por brigadas responsables de trazar la cadena de contagios y que serán sobre todo gestionadas a nivel municipal, una sugerencia del Consejo Científico que asesora al Ejecutivo.
Las localidades serán también las responsables del reparto de mascarillas, cuyo uso será obligatorio en el transporte público y para profesores y alumnos de secundaria, mientras que para el resto de ciudadanos su uso será sólo recomendado.