Hay un testimonio clave y es una productora agropecuaria de 72 años. Según lo que contó a la Justicia, ella lo levantó en Teniente Origone y lo dejó en el cruce de unas vías muertas que cruzan el estuario donde se encontró el cadáver que podría ser de Astudillo Castro
“Yo me bajo en las vías porque voy a Cerri a la casa de un amigo”. El 30 de abril, cerca de las cuatro de la tarde, un joven “que parecía un nene”, le pidió a la señora que lo levantó en la Ruta 3 mientras hacía dedo que lo dejara en el cruce del camino con un ferrocarril abandonado; una tira de rieles, la vieja Línea Roca, que cruza el estuario de Bahía Blanca y que atraviesa en línea recta por encima de los cangrejales hasta “chocarse” con la localidad de Cerri.
La mujer de 72 años, que manejaba una camioneta Honda CRV, le preguntó si estaba seguro de cruzar por ahí, le advirtió que era peligroso y le recordó que estaban en medio de la cuarentena obligatoria. Pero el joven le respondió que sí, que estaba seguro, y que no pensaba volver a su casa en Pedro Luro.
Ese joven, según el testimonio, era Facundo Astudillo Castro. Y la mujer que lo afirmó es la “testigo H” del expediente que investiga la desaparición forzada del chico de 23 años, ocurrida ese 30 de abril. Se trata de una testigo de identidad reservada que declaró que ella fue quien trasladó al joven desde Teniente Origone hasta 25 kilómetros después, en el cruce entre la Ruta Nacional 3 y este FFCC. Es decir que sería quien vio por última vez a Facundo con vida.
Por supuesto, no se trata de la verdad absoluta, sino de una afirmación relativa hecha por esta mujer, productora agropecuaria, quien, en principio, no tendría razones para mentir. Pero que, de ser cierto, contradice fuertemente la versión de los abogados querellantes, que sostienen que a Facundo lo mató y lo hizo desaparecer la Policía Bonaerense de la zona. Y es por eso, por esta denuncia, que el caso es investigado por la Justicia federal. El aporte de la mujer puede ser clave para alejar la sospecha sobre los agentes policiales.
Y aporta solidez a la hipótesis B de los investigadores, que suponen que el joven pudo sufrir un accidente en ese camino de las vías, un recorrido de 15 kilómetros entre el lugar donde supuestamente la mujer lo dejó y apareció el cadáver que podría ser de él y que analizan peritos forenses.
E.R. es la testigo H. Declaró dos veces. La primera, a mediados de julio, ante el fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez fue presencial. La segunda, el 27 de ese mismo mes, fue por Zoom y, además de estar el fiscal, participaron Andrés Heim, titular de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), los abogados querellantes Luciano Peretto y Leandro Aparicio (que representan a Cristina Castro, mamá de Facundo), Margarita Jarque, directora de Litigio Estratégico de la Comisión Provincial por la Memoria, también querellante, y un representante de la Policía Federal.
Infobae tuvo acceso a esa declaración testimonial, que duró más de dos horas. Los investigadores se encontraron con una mujer que estaba bastante asustada. Tuvieron que convencerla de que era necesario que mostrara su rostro, algo a lo que se resistió durante un buen rato, mientras hablaba de espaldas a la webcam de su computadora. Finalmente, comenzó su relato, donde describió con bastante precisión los hechos.
“Salí del campo, me pararon en Burato, mostré el permiso y seguí. Cuando estaba llegando a Origone veo un patrullero y dije ’otra vez me piden el permiso’. Entonces desaceleré. Cuando vi que no me iban a parar, que estaba pasando enfrente de ellos muy despacio –me gusta correr–, veo que un nene me hace dedo. Entonces termino de frenar, me habré alejado unos veinte o treinta metros, una cosa así. Viene un nene –para mí era una nene–, bajo el vidrio del acompañante y le pregunto a dónde va. Me dijo ’a Bahía’. ‘Bien, subí que te llevo’, le dije. Destrabé el auto, subió al lado mío, él sin barbijo y yo sin barbijo”, declaró la mujer.
Fuente: Infobae