Quizá el hecho que hace tiempo no se confirma ningún caso de Covid-19 en la zona, o el cansancio personal por el encierro durante la cuarentena, sumado a una tarde soleada, fueron una nueva invitación a salir a pasear, lo que no está prohibido. Pero lo cierto también es que son pocos los vecinos que usan barbijo en la vía pública y que los espacios públicos volvieron a ser un lugar de encuentros entre amigos, grandes y chicos.
La imagen del patinódromo repleto de jóvenes va contra el pedido que hace más de 130 días están realizando las autoridades sanitarias.
Otra de las enseñanzas que habían quedado claras durante la cuarentena, o al menos eso parecía, es el hecho que no puede haber un policía atrás de cada uno de los más de cien mil vecinos de la ciudad: la pandemia apela a la responsabilidad individual