Un nuevo test serológico que detecta un anticuerpo diferente del ya existente (el Covidar IgG) y que se utilizará como su complemento para mejorar la vigilancia epidemiológica, fue desarrollado por científicas y científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del Conicet, quienes también acaban de validar un protocolo para medir anticuerpos en el plasma de convalecientes.
El nuevo test desarrollado junto al Laboratorio Lemos, que se denomina Covidar IgM y fue aprobado recientemente por Anmat, mide los anticuerpos IgM que, según explicó a Télam Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL e investigadora del Conicet, «son los anticuerpos que en una infección aparecen normalmente primero, llegan a un pico y luego decaen; mientras que la inmunoglobulina IgG aparece después de la IgM, aumenta y se mantiene durante mucho tiempo».
Gamarnik, quien además es una de las referencias de la «Unidad Coronavirus Covid-19» creada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), por el Conicet y por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), señaló que «en general, la IgM un mes después que comenzó la infección empieza a decaer».
Sin embargo, la científica apuntó que «con este coronavirus una de las sorpresas que nos llevamos al analizar la IgG y la IgM en muestras de casi 3.000 pacientes es que estas inmunoglobulinas aparecieron casi simultáneamente; hubo menos de 10% de los casos donde apareció la IgM antes».
En base a los análisis que llevan realizados, en la primera semana del comienzo de síntomas 30% de los pacientes tiene anticuerpos, con el correr de dos semanas el porcentaje sube a 75, a las tres semanas 90% y después de las cuatro semanas alcanza a 95% de los pacientes.
Uno de los usos importantes de los test serológicos son las vigilancias en los trabajadores de salud y personas que trabajan en instituciones cerradas, como las residencias de larga estadía de las personas mayores”
ANDREA GAMARNIK, INVESTIGADORA DEL CONICET
«No obstante, al igual que en otras infecciones a las cuatro semanas, la IgM empieza a bajar. Entonces, tener un kit de IgM sirve como complemento del kit que mide IgG para, además de tener más información sobre el comportamiento del organismo frente al virus, determinar que si una persona tiene IgG y además tiene IgM es porque la infección es reciente, mientras que si no se detecta IgM sabés que por lo menos pasó un mes», detalló Gamarnik.
Este es el segundo test serológico que desarrolló el grupo de Gamarnik: «El anterior que presentamos, Covidar IgG es un test muy robusto, altamente específico y sensible que está teniendo múltiples usos: por un lado, estudios epidemiológicos, por ejemplo, se hicieron estudios importantes en el Barrio Padre Mujica (ex villa 31) y en otros barrios populares de provincia de Buenos Aires para medir la cantidad de personas que se habían infectado, muchas de las cuales no habían sido en su momento detectadas», explicó la investigadora.
Y continuó: «Otro de los usos importantes de los test serológicos son las vigilancias en los trabajadores de salud y personas que trabajan en instituciones cerradas, como las residencias de larga estadía de las personas mayores; lo ideal sería hacer cada dos semanas este tipo de test serológicos a todo el personal lo que permitiría detectar personas asintomáticas, a quienes se les debería realizar hisopados para confirmar el diagnóstico y aislarlas».
Otro de los usos clave del Covidar IgG es su capacidad de medir cuántos anticuerpos tiene el plasma de una persona que tuvo la infección para ser utilizado como terapia de pacientes con infección en curso.
«Recientemente validamos con Anmat un protocolo para titular (medir) anticuerpos IgG en plasma y lo distribuimos a todo el país, desde Tierra del Fuego al Chaco. Si bien los kits ya se estaban utilizando, la elaboración de un protocolo permite que ‘todos hablemos un mismo idioma’ porque si no cada uno podía medir algo diferente, ya que, como dijimos antes, el Covidar IgG es muy robusto y tiene capacidad para hacer diferentes mediciones», especificó Gamarnik.
Y abundó: «Esto es sumamente importante porque permite intercambiar información y experiencias; por ejemplo, cuando estén los resultados de los ensayos clínicos que se están realizando con plasma, vamos a poder definir a partir de qué cantidad de anticuerpos el plasma es eficaz o no; y eso se podría extrapolar a todo el país porque todos utilizamos la misma regla».
Consultada sobre el tiempo que dura la inmunoglobulina IgG en el cuerpo, la investigadora recordó que «es una de las preguntas fundamentales que la ciencia está tratando de responder en relación al coronavirus; hasta ahora lo que se ha visto es que por cuatro o cinco meses se sigue detectando, pero la pandemia lleva sólo seis meses, así que nos falta tiempo para poder dar una respuesta definitiva a esto».
En la actualidad, se están produciendo por mes aproximadamente 200.000 test serológicos: 160.000 de IgG y 40.000 de IgM que están disponibles para las autoridades de salud nacionales, provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires y se distribuyen a más de 70 hospitales y clínicas del país.
Ambos kits se han entregado en la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Formosa, Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Neuquén, Santa Cruz, Rio Negro, Chubut, Tucumán, Entre Ríos, La Rioja y Tierra del Fuego.
Del desarrollo de los test serológicos argentinos para Covid-19 también participaron Marcelo Yanovsky y Julio Caramelo, jefes de laboratorio de la FIL e investigadores del Conicet; Diego Álvarez de la Universidad Nacional de San Martín y del Conicet; otros doctorandos y jóvenes doctores que integran el grupo de Gamarnik: Horacio Martín Pallarés, Guadalupe Costa Navarro y Lautaro Sánchez; y Jorge Carradori, del Laboratorio Lemos.
El proyecto fue realizado en el marco de la «Unidad Coronavirus Covid-19» y recibió el apoyo del Fondo para la Convergencia del Mercosur (Focem), la Fundación Williams y la Asociación Civil Siempre Ayuda Nunca Dañes (SAND).