“Parece que el covid no respeta ni las clausuras”, manifestó este miércoles el Obispo de Comodoro, Joaquín Gimeno Lahoz. Solo dos monjas están hasta el momento sin síntomas y aún desconocen cómo se pudieron haber contagiaron. “Es una pena porque están encerradas, por eso el aislamiento social no sé hasta qué punto es demasiado eficaz”, consideró Lahoz. A través de redes sociales, los fieles piden una oración por ellas.
A pesar de llevar una vida de clausura con el mundo exterior, las carmelitas descalzas del Monasterio San José de Diadema – ubicado a unos 30 km del centro de Comodoro Rivadavia – se contagiaron de coronavirus, así lo confirmó a ADNSUR el obispo Joaquín Gimeno Lahoz.
“Parece que el covid no respeta ni las clausuras, se contagiaron prácticamente todas”, lamentó. En el Ministerio viven 13 monjas en total, 11 ya dieron positivo y sólo dos hasta el momento no han presentado síntomas. “Se aislaron ellas dos y hoy iban a analizarlas. Nose si no van a caer todas”, afirmó Lahoz.
En las últimas horas, comenzó a circular a través de las redes sociales un pedido de oración por la salud de las once. El obispo aclaró al respecto, que “no hay hasta el momento alguna que tenga gravedad, todas tienen pérdida de olfato, sequedad de garganta y malestar físico, pero los días de reposo y de cuidado van a ser como los de todos, de cualquier familia y eso quiero que se respete”, manifestó.
Asimismo, aseguró que están tranquilas, “bien atendidas material sanitaria y espiritualmente. Es una pena porque ellas se cuidan, están encerradas, por eso el aislamiento social no sé hasta qué punto es demasiado eficaz”.
Respecto de cómo se pudo haber producido el contagio de coronavirus, el obispo señaló que aún no está confirmado, pero no descartó que haya sido de alguien que le haya llevado comida o alguna donación “este bicho que anda suelto y no respeta a nadie”, dijo.
CÓMO ES LA VIDA DE CLAUSURA DE LAS MONJAS
Las Carmelitas residen en el barrio Central de Diadema, en un predio de aproximadamente una cuadra rodeado de paredones altísimos que no dejan ver nada de lo que allí adentro transcurre. La construcción es antigua, hace más de 50 años el lugar oficiaba de gamela de los trabajadores petroleros solteros de la empresa Shell. Desde 1992 convertido en Monasterio es el lugar donde 13 religiosas de distintas provincias del país llevan una vida de responsalidad con Dios, de trabajo, silencio y oración.
Un “torno” separa física y visualmente; una especie de ventana giratoria por donde se comunican quienes visitan a las hermanas y les llevan alimentos o materia prima que luego se transforman en sus manos. También es el lugar donde las personas hablan con ellas, comparten alguna situación o piden estar en sus oraciones.
Dentro de la división de tareas y trabajos que realizan se encuentra la fábrica de velas, yeso y hostias. Las Carmelitas Descalzas producen las hostias para las parroquias de toda la Patagonia. El trabajo es semanal, comienza el lunes y el jueves embolsan unos 10 paquetes para iniciar la distribución.