Matías Ezequiel Martínez, el policía detenido por el femicidio de Úrsula Bahillo, cometido el lunes último en la ciudad bonaerense de Rojas, se negó a declarar ante la Justicia, que dispuso que quede alojado en la alcaidía de Junín, bajo asistencia psiquiátrica diaria y con 14 días de aislamiento por prevención de la Covid-19.
Tras la diligencia, el fiscal la Unidad Funcional de Instrucción 5 de Junín, Sergio Terrón, adelantó que continuará con las medidas necesarias para avalar el pedido de prisión preventiva de Martínez y se comprometió a «dejar hasta la última gota de sudor» para que el caso concluya con una condena a «reclusión perpetua».
Además, el representante del Ministerio Público Fiscal admitió que el Estado falló en el caso de Úrsula (18) y consideró que el Poder Legislativo deberá pensar en herramientas mas «eficaces» para combatir los femicidios.
La indagatoria se realizó a las 8.30 en la ayudantía fiscal de la ciudad bonaerense de Chacabuco, hasta donde Martínez (25), exnovio de Úrsula, fue llevado luego de permanecer alojado en varias dependencias policiales, entre ellas en Conesa, San Nicolás y Morón, adonde se lo trasladó para evitar disturbios y eventuales ataques.
Según contó este viernes a la prensa Terrón, tras un breve contacto con su defensa oficial, el policía «solo saludó, dijo ‘buenos días’ y que no iba a declarar” en la causa en la que se le imputa el delito de «femicidio agravado por premeditación y alevosía», en los términos del artículo 80, incisos 2 y 11 del Código Penal, que prevé como pena única la prisión perpetua.
Tras ello, el fiscal dispuso que quede alojado en la Alcaidía Penitenciaria Junín, donde deberá permanecer aislado los primeros 14 días en el marco del protocolo de prevención de la Covid 19 y tendrá asistencia psicológica diaria, dijeron las fuentes.
Consultado sobre la decisión del acusado de matar a Úrsula (18), Terrón manifestó: “No soy psicólogo, pero de tantos años de trabajar en esto, este tipo de personalidades suelen ser muy frías y tienen la esfera afectiva bloqueada. No se expresan y cuando lo hacen, lo hacen con conductas disruptivas llegando inclusive a matar, como en este caso”.
Además dijo que Martínez ya estaba repuesto de las heridas cortantes que él mismo se produjo tras el femicidio, lo que consideró una maniobra para «montar una escena», sin verdadera «finalidad suicida».
El fiscal dijo que cuenta a partir de este viernes con 13 días para pedir la prisión preventiva del policía y otros 15 de prórroga, aseguró que reunió numerosos elementos y que aguarda con especial expectativa los peritajes sobre los teléfonos de Úrsula y Martínez, ya que le permitirán saber si el encuentro entre ambos fue pactado y los recorridos precisos de cada uno.
Terrón aseguró que dejará «hasta la última gota de sudor» para lograr que este caso finalice con una condena a reclusión perpetua y se refirió al padecimiento de la madre de Úrsula por lo ocurrido: «El daño además de ser irreparable es inconmensurable», expresó.
Para el fiscal, el Estado falló ante el caso de Úrsula: “Evidentemente funcionó mal porque si llegamos a este resultado, no podemos defender nada».
Además consideró que “faltan más herramientas” porque “si no, no habría tantos femicidios” y pidió cambios legislativos, ya que a la vista de lo ocurrido «los perímetros y botones antipánico no sirven, son medidas simbólicas, medidas que quedan a criterio de la persona a la que se le imponen si quiere cumplir o no».
Un femicidio que conmueve a la sociedad
Úrsula fue hallada el lunes último cerca de las 20.30 asesinada a puñaladas entre unos pastizales en un campo ubicado a la altura del paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de Rojas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, y en ese mismo lugar la policía apresó a Martínez herido.
A través de cámaras de seguridad, los investigadores establecieron que la joven había dejado su moto en la puerta de un quiosco al que ingresó y que al salir lo hizo caminando, tras lo cual aún no pudo determinarse el rumbo que tomó y en qué circunstancias fue abordada por el policía, quien esa noche se desplazaba en su auto, un Peugeot 307, tal como fue registrado por una cámara de una estación de servicio.
El femicidio fue descubierto tras un alerta al 911 de un tío del propio imputado, quien refirió que creía que su sobrino había matado a una joven porque éste le confesó en un llamado que «se había mandado una cagada».
Al llegar al lugar, la policía encontró a la chica asesinada y al agresor malherido, ya que después del crimen se clavó el arma homicida en el abdomen, adentro de su auto.
Martínez intentó escapar a pie por los pastizales, pero fue reducido y quedó apresado.
La autopsia determinó que la joven fue asesinada de 15 puñaladas en la espalda, el torso y el cuello con un cuchillo de carnicería hallado en la escena del crimen.
Úrsula había denunciado en varias oportunidades a su exnovio por amenazas y violencia de género e incluso el policía tenía una medida de restricción perimetral que había violado dos días antes del crimen.
Además de la denuncias en su contra por parte de Úrsula, el oficial tenía tres sumarios en curso en Asuntos Internos, uno de ellos por amenazar a una superior diciéndole: «Si me trasladan tiro una bomba», mientras que otra ex lo acusó públicamente de abusar sexualmente de su sobrina adolescente y de ser violento con ella.