Se realizó la octava jornada del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Muchas preguntas giran en la sociedad en torno a la personalidad de los acusados. En este contexto, una psicóloga hizo un análisis de la personalidad de los rugbiers.
“En tiempos de pantallas, los imputados grabaron en video lo que ocurría: una de las imágenes más reveladoras que se conocieron salió del teléfono de uno de los imputados. Ahí toda la ciudadanía pudo presenciar la saña con la que iban destrozando el frágil cuerpo de Fernando ¿Por qué grabarían ellos mismos la golpiza a su víctima?”, comienza explicando la psicóloga Elvecia Trigo.
“Por placer, para regodearse, porque ellos son su propia ley, pensaron que nada podía pasarles… Estas son sólo algunas de las características de la personalidad del perverso y la vamos observando en la conducta y actos de estos ocho imputados”, continúa la profesional.
“Desde mi mirada como Psicóloga Clinica/ Psicoanalista, habiendo estudiado Perversión en Piera Auglanier y Marie France Hirigoyen, este sería el diagnóstico para los imputados. Y es importante para la sociedad entender la relevancia de esta definición ahora que el juicio está en marcha y se conocen más detalles de ese 18 de enero de 2020”, dijo en diálogo con Infobae.
“A este negro me lo llevo de trofeo”, dijo Máximo Thomsen, según la declaración de una testigo. El perverso siente placer de hacer daño, de humillar. Cuánto más indefensa esté su víctima más goza con su sufrimiento e indefensión. Es lo que aparentemente hicieron los imputados»
“Fue una emboscada”. Así lo definieron los amigos del joven fallecido. “Por la autopsia sabemos que tenía el cráneo destrozado y su tórax con hemorragias internas múltiples. Si esto no es ensañarse con un cuerpo indefenso ¿la violencia en grados superlativos donde está?”, sigue.
“Las súplicas de Fernando posiblemente no los iba a conmover, por el contrario: más y más gozaban con el sufrimiento de su presa acorralada, por eso yo los defino no como psicópatas sino como perversos asesinos y muy muy peligrosos para la sociedad”, dijo.
“Se preguntarán ustedes qué es un perverso. Alguien que no tiene ley. Que no internalizó la castración. O sea que no aprendió el no, que no todo se puede hacer. Estar barrado, dice Lacan. No ha adquirido límites en su vida, no ha internalizado el aprender a sostener la frustración y la postergación del deseo. No ha armado diques para frenar la descarga destructiva. Tampoco pudo internalizar la corriente tierna del lado de los padres, tutores o personas que lo criaran y educaran. No está apto para convivir en sociedad. No puede ver al otro como alguien diferente a él, no empatiza con el semejante porque no reconoce al semejante. Lo único que lo complace al perverso es llevar a cabo sus deseos arbitrarios y sádicos, impera el principio del placer sobre el principio de realidad”.
“El perverso se defiende de esa angustia desorganizante y que podría llevarlo a la psicosis actuando sobre el otro, fascinándolo, atrayendo su consentimiento, pervirtiéndolo de manera de tener la prueba de su poder, que refiere al absolutismo de un deseo arbitrario”.
“El perverso suele adoptar una voz fría, insulsa y monocorde. Es una voz sin tonalidad afectiva, que hiela e inquieta y por la que se asoman, a través de las palabras más anodinas, el desprecio y la burla. Las palabras son lo de menos, lo que importa es el tono”, finalizó.