Un 20 de marzo de 2020, comenzaba el Aislamiento Social Obligatorio, a partir de un decreto del presidente de la Nación, Alberto Fernández, como medida preventiva contra la pandemia de Covid 19. Más allá de la polémica que aún persiste por aquella decisión, se trató de un período que marcó la vida en los inicios del siglo 21, que bien vale detenerse a repasar.
El decreto presidencial 297/2020 puso en vigencia el “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”, que en un principio tendría vigencia hasta el 31 de marzo de aquel año pero que se fue ampliando, en sucesivas normas, hasta que meses después pasaría a ser ‘Distanciamiento Social’, con el paulatino regreso a las calles, pero con medidas de cuidado y prevención para reducir los contagios.
Parecía inimaginable, aquella tarde noche del 19 de marzo en que Fernández anunció el decreto que comenzaría a regir al día siguiente, que las restricciones, en sus distintas fases, las medidas rigieron oficialmente hasta el 9 de noviembre, con un total de 234 días.
El uso del barbijo y las reuniones sociales de menos de 10 personas fueron algunas de las pautas de la etapa de ‘distanciamiento’, que sin embargo sería fuertemente cuestionada por las limitaciones que implicó para el comercio y otras actividades que se vieron fuertemente afectadas.
El tema fue objeto de discusiones que, como era de esperar, cayeron en la grieta y entonces para unos fue “el confinamiento más largo del mundo”, mientras que para otros se trató de medidas para garantizar que la enfermedad no desbordara al sistema de salud.
Independientemente del sesgo ideológico o del criterio sanitario con que podrá evaluarse la medida, la región sur de Chubut recuerda especialmente aquellos meses porque hubo un parate importante de la actividad petrolera, que en un principio se redujo a mínimas expresiones, en consonancia con la caída de la demanda de un mundo paralizado. Paulatinamente se iría recuperando ese mercado, aunque la región nunca volvió a los niveles de producción previos a la pandemia.
El balance sanitario
Según el último reporte estadístico consignado por el Ministerio de Salud de la Nación, hasta fines de febrero la provincia de Chubut presentaba un total de 122.978 casos confirmados. Si se toma como válido el resultado provisorio del Censo 2022, podría decirse entonces que un 20 por ciento de la población provincial, de 603.120 habitantes, tuvo en algún momento de los últimos 3 años la enfermedad.
La fría estadística dice que también que de ese total, fallecieron en estos 3 años unos 1.672 chubutenses, aunque felizmente los últimos reportes de mortalidad fueron reduciéndose en los últimos tiempos, al punto que hoy parece un recuerdo lejano, aunque conviene no relajarse.
“A la semana 9 del año 2023 se notificaron 333 casos de Covid-19 –sostiene un informe del área Epidemiología del Ministerio de Salud de Chubut-. La mayor tasa de notificación se observa en el área programática Trelew con 9 casos cada 10.000 habitantes”. Y agrega que en los primeros días de este año, se registraron 4 fallecimientos, aun cuando los casos y contagios parecen haber remitido totalmente.
Más allá de los registros oficiales, en la memoria de cada grupo familiar o ámbito laboral queda grabado el tiempo que se prolongó aquella medida de aislamiento, que se prolongó durante meses sin clases presenciales que, al igual que las rutinas de trabajo, debieron mutar a modalidades remotas, aunque con los vaivenes de las imitaciones tecnológicas que, al igual que en muchos otros aspectos de la vida, imponen diferencias que limitaron ese acceso a grandes sectores de la población.