Algunas fuentes del Poder Judicial dicen que tienen un informe en el que se da cuenta que los niveles de inseguridad en Chubut han aumentado notablemente en los últimos cuatro meses. Y contradictoriamente el Gobierno, que debe manejar esta información, no hace nada para revertir la situación.
Trelew ya se ha convertido en “la capital del delito”, Madryn está casi igual. En Esquel siguen sin esclarecer el multimillonario robo a la relojería “El Rubí”; en Comodoro la policía mató a un pibe y no hay nadie preso todavía y en Rawson están robando hasta a metros de la Gobernación pero nadie se entera, porque desde la comisaría siguen escondiéndole los hechos a la opinión pública.
Ocultar, minimizar, mentir, engañar a la ciudadanía son –evidentemente– las directivas que reciben de Miguel Castro; el ministro de Seguridad de Chubut que vive en Río Negro, que piensa que subestimando a la gente al tapar los hechos de inseguridad va a lograr que crean que no existen: que no ocurren los robos, los asaltos o el caso de “gatillo fácil” que hubo hace pocos días, el 18 de abril, en Comodoro Rivadavia, en donde un policía le disparó por la espalda a un jovencito de 16 años mientras lo perseguía y le provocó la muerte; en un crimen por el que aún no hay nadie en la cárcel y todavía no se ha abierto ninguna causa penal para los que vienen protegiendo al asesino.
¿Qué pasa? ¿Los fiscales de Miquelarena continúan haciéndose los distraídos? ¿Y Castro? ¿Piensa seguir desentendiéndose del asunto?
Ahí también pretendieron ocultar la verdad, y de no haber sido por esa conferencia de prensa en la que la fiscalía se decidió ventilar el caso, los medios comodorenses y la opinión pública nunca se hubieran enterado de lo que pasó. Inclusive hasta ahora último, la excusa del jefe de la Unidad Regional Cristian Ansaldo para no brindar la información era la de un supuesto secreto de sumario.
¿Por qué quieren ocultar las cosas? Simplemente, porque cometieron un gravísimo error que –ni más ni menos– le costó la vida a un ser humano y ahora nadie quiere hacerse cargo. Como pasó en el caso Iván Torres.
Las mentiras del ministro Castro y de su gente no tienen límites; además de tratar de esconder el homicidio del policía en Comodoro, le han hecho creer a la comunidad de Esquel que el multimillonario robo a la relojería “El Rubí” ha sido esclarecido con dos allanamientos que hicieron, en los que terminaron secuestrando unas cadenitas y algunos miles de pesos; cuando el botín que se llevaron “los boqueteros” del céntrico y tradicional negocio cordillerano fue de un montón de joyas de oro (entre cadenas, pulseras, anillos, esclavas y relojes) por la suma de 150 millones de pesos, 10.000 dólares, 300.000 pesos chilenos, 370.000 pesos de circulación nacional.
Para Castro y sus policías encontrar un par de cadenitas y unos pocos billetes sin detener a los ladrones, es más que suficiente para dar por clarificado un robo multimillonario, del que no había antecedentes en la historia criminal de Esquel.
Lo mismo hicieron en Trelew; allí apresaron a un sujeto que andaba en un vehiculo robado y salieron enseguida a vincularlo públicamente con una banda de ladrones que viene asolando la ciudad y las localidades vecinas desde hace meses, cometiendo una seguidilla de robos y asaltos.
El mismo Castro en el pasquín del millonario sindicalista Héctor González –que parece que es afín a él y su gestión—aseguró que ya tenían individualizada a la denominada “banda de la Toro Blanca” pero hasta ahora no han detenido a nadie, no han clarificado ninguno de los robos que cometieron; no han recuperado ninguno de los vehículos que sustrajeron y los delincuentes siguen moviéndose con total impunidad; quizás planeando ya su próximo golpe.
Estos ladrones fueron los que chocando un utilitario robado contra una pared del shopping, hicieron un agujero para entrar a uno de los locales que funciona dentro del centro comercial, en enero de este año. O los mismos que se llevaron una caja fuerte con varios millones de pesos de la casa del ex secretario de Gobierno de la Municipalidad de Trelew, Eduardo “Laly” Maza, en un hecho que la policía ocultó y que sucedió en marzo pasado. O los que unos días después fueron a robar una caja de seguridad –también con bastante dinero- a un céntrico negocio ubicado cerca de una comisaría.
También les adjudican el robo de otra caja fuerte, la que se llevaron de una firma de venta de insumos médicos, el asalto a una conocida familia de Dolavon, a metros de la comisaría del pueblo y otros hechos sucedidos en Trelew, en la zona de chacras y en Gaiman. Además de la sustracción de varios vehículos que todavía la policía de Castro no ha logrado encontrar.
En conclusión, la ciudadanía chubutense padece las consecuencias de una policía inoperante y de un ministro de Seguridad como Miguel Castro, que pese a su desastrosa gestión va a llegar igual al final de su mandato; cuando debería haberse ido antes, echado como un mal funcionario.