Los empresarios dicen que no hay precios de referencia, faltan valores de reposición de mercadería y no hay acceso a insumos importados, lo que obliga a reducir las ventas a su mínima expresión
Con la memoria fresca de lo que ocurrió el día posterior a las últimas elecciones primarias, cuando el dólar oficial se devaluó casi 19% y los paralelos pegaron otro salto, y ante la incertidumbre de que lo que sucederá el domingo en las urnas, el comercio en la Argentina quedó sumido en una parálisis en prácticamente todos los rubros.
La fragilidad de la economía, con un Banco Central sin reservas y una inflación mensual de dos dígitos, se combina con la certeza de casi todos los actores económicos de que una nueva brusca devaluación está por llegar. La pregunta es si será la semana próxima, después del ballottage, o después del 10 de diciembre.
El solo hecho de que casi todos los ciudadanos en la Argentina crean que habrá una devaluación es suficiente para que se aceleren las decisiones de compra. Del lado del vendedor, nadie quiere entregar mercadería porque no sabe a qué precio luego tendrá que reponer su stock para seguir operando.
“El martes mandame un mensaje para ver si ya tenemos precio”, fue la repuesta enviada por un proveedor de maquinaria a una dueña de restaurante. “Trabajamos esa marca, el tema es que no tengo precio, ya que la fábrica cortó las entregas y la lista de precio hasta nuevo aviso. Saludos”, agregó.
Ante la misma consulta de la empresaria gastronómica, otro proveedor le contestó: “La semana que viene te puedo mostrar o atender mejor. Vamos a tener precio recién después de las elecciones, porque está todo muy loco. Pero decime qué máquina buscabas, a lo mejor te puedo ir ayudando con algo”.
La Federación de Comercio e Industria (Fecoba) emitió un comunicado ayer en el que advierte sobre la virtual paralización del comercio y la industria pyme. “Cuando restan cuatro días para que se celebren las elecciones, la actividad comercial e industrial pyme se encuentra virtualmente paralizada en el ámbito del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA)”, dijeron.
Desabastecimiento en algunos supermercados
“La corrida cambiaria de la última semana, el consecuente impacto en precios y la imprevisibilidad de las reacciones de los mercados el lunes próximo, sumieron la actividad pyme en un paréntesis en la mayoría de los rubros”, explicaron en la federación.
Los empresarios que forman parte de Fecoba dicen que “no hay precios de referencia, no hay valores de reposición de mercadería y no hay acceso a insumos importados, lo que obliga a reducir las ventas a su mínima expresión”.
“Estamos ante un escenario grave que no puede sostenerse en el tiempo. La dirigencia política tiene que dar mensajes claros de que gane quien gane el domingo o en el ballottage, la economía tiene que seguir funcionado, garantizando el proceso productivo que es la columna vertebral del sistema”, dijo Fabián Castillo, presidente de Fecoba.
La situación no discrimina por rubros. Los faltantes se producen desde laboratorios que no entregan cremas, hasta gráficas que no imprimen stickers. “Por el momento no estamos cotizando, hasta post elecciones. No tenemos precios de insumos”, dice el mensaje, acompañado de un emoticón con la cara de tristeza e impotencia.
Una productora que tiene que grabar un videoclip tampoco consigue material para ambientar el lugar de grabación. “El lunes no me sirve, te soy sincero, no sabemos qué va a pasar después de las elecciones”, fue la repuesta en otra imprenta.
“Te recuerdo que el presupuesto era hasta hoy. Hasta mañana te puedo aguantar el precio. Ya la semana que viene, la verdad que se va a hacer difícil”, dijeron en un local que venden alfombras.
Lo mismo ocurrió con una tienda que vende sillones y ofrecía 20% de descuento en pagos en efectivo, hasta el martes pasado. “Ayer me confirmaron que me vendían el sillón, hoy fui con un bolso con pesos y me dijeron que al final se suspendía la venta hasta después de las elecciones. Les ofrecí pagar el precio completo sin el 20% de descuento. Me dijeron que igualmente no sabían a qué precio vender y preferían hablar la semana próxima”, contó a LA NACION un usuario.
Otros locales directamente cerraron sus puertas y sus operaciones hasta la semana próxima. “Cerrado por balance”, decía una casa de electricidad. “Es lo mismo que pasó después de las PASO, nadie quería presupuestar nada. A los 10 días después volvió todo a la normalidad”, contó una arquitecta a este medio, que le cuesta conseguir insumos para una obra.
Además de la incertidumbre electoral, la situación está agravada por las restricciones para importar. Una proveedora de insumos de bazar para supermercados dijo que tiene todas las ventas frenadas, debido a que tiene paralizadas las importaciones hace dos meses. “Tengo todo en stand by como me tiene a mí el Gobierno para pagar una importación que me llegó hace dos meses y en teoría a partir del 8 de octubre ya debería haber podido acceder a los dólares para pagar al exterior”, contó.
Faltante de gasoil en estaciones de servicio de Mendoza
En las redes sociales, se multiplican las quejas de las empresas que fueron autorizadas a importar, pero que no pueden acceder al sistema de consulta y registro de operaciones cambiarias para comprar los dólares al Banco Central. El sistema se llama cuenta corriente única de comercio exterior (Ccuce). “Se están realizando tareas de mantenimiento, por favor intente en unos instantes. Disculpe las molestias ocasionadas”, dice el mensaje en la página de la AFIP, pese a que ayer el Gobierno anunció que se facilitaría el pago de importaciones por la ampliación de los fondos de libres disponibilidad del swap con China, por US$6500 millones.
“Hoy tampoco funciona la CCUCE, así que solo algunos privilegiados con lobby podrán cumplimentar pagos de bienes/servicios al exterior. Los dólares que no les dan a los importadores se la están gastando en mantener ‘controlado’ los dólares financieros. Ayer tampoco funcionó”, se quejó en X el importador Hernán Cornejo.
Desde 2019 a la fecha, la deuda comercial de empresas argentinas con proveedores del exterior se duplicó hasta alcanzar los US$41.900 millones, según la consultora Econviews.